La capitanía del puerto de Crotona asegura que los migrantes del naufragio de Calabria podrían haberse salvado
Las horas pasan y los migrantes muertos en el naufragio del pasado domingo en Calabria siguen aumentando. El miércoles, día en que se abrió la capilla ardiente instalada en el Palacio de Deportes de Crotona, los servicios de rescate encontraron el cuerpo número 67 —perteneciente a un niño— en una operación que todavía no se da por concluida y que se encuentra bajo sospecha. La impresión generalizada, cuatro días después de la tragedia, es que no se utilizaron todos los medios disponibles para socorrer a la embarcación cargada con más de 180 personas, de cuya presencia se tenía información más de seis horas antes del naufragio. El fuego cruzado ha llegado al Parlamento, donde el ministro del Interior, Matteo Piantedosi, ha tenido que dar explicaciones sobre la secuencia de seis horas en la que no se activó ningún tipo de operación de socorro.
La primera versión del rescate señalaba que el mal tiempo había impedido la salida de las embarcaciones que realizan estas operaciones. Pero el miércoles por la mañana, el jefe de la capitanía del puerto de Crotona, Vittorio Aloi, negó que el temporal fuese un impedimento suficiente para el rescate. “A nosotros nos consta que el mar el domingo era de fuerza 4, pero lanchas más grandes habrían podido navegar hasta con fuerza 8. A nosotros no se nos comunicó ninguna alarma”. Esta declaración confirmaría una negligencia en el proceso de detección de la embarcación y del peligro que entrañaba para sus pasajeros. El problema ahora es dilucidar el origen de ese cortocircuito informativo.
Frontex, la agencia europea que se ocupa del control de las fronteras, avistó desde uno de sus aviones a las 22.23 del sábado la embarcación a 40 millas (64,3 kilómetros) de la costa italiana. Pocos después pasó aviso a las autoridades italianas, que han comunicado ahora que solo recibieron datos sobre el barco, de su “buena navegabilidad” y de la posibilidad de que hubiera otra gente escondida en el interior de la bodega. La agencia, en cambio, aseguró el martes que había avisado de la sobrecarga de la nave.
Sin procedimiento de rescate
En cualquier caso, en ningún momento se activó un procedimiento de rescate e Italia mandó solo dos lanchas de la policía aduanera que se acercaron levemente a la embarcación. El temporal y un problema de falta de carburante les obligaron a regresar a puerto. Hasta minutos antes de las cinco de la mañana, cuando ya se había producido el naufragio y los migrantes se encontraban dispersos en el mar, no hubo ninguna otra intervención.
El fiscal de Crotona, que trata de reconstruir el caso para determinar si hubo negligencias en la operación, aseguró el miércoles que “nadie declaró la emergencia y que, por tanto, nunca se puso en marcha un operativo de rescate”. Eso parece ya un hecho irrefutable. Pero añadió más. “No veo una hipótesis de delito de este tipo, pero creo que el papel de Frontex debería replantearse”. El ministro del Interior, Matteo Piantedosi, aseguró también que no hubo ningún tipo de petición de rescate desde la embarcación de los migrantes. Todos parecen estar de acuerdo, sin embargo, en que esas 67 víctimas podrían haberse evitado.
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