Ucrania afronta el reto de una lucha de artillería con Rusia con una desventaja de uno a diez
La guerra de Rusia en Ucrania es hoy una feroz batalla dominada por la lucha de artillería. Y el ejército de Kiev afronta esa lucha en una proporción de una pieza a diez frente a las tropas del Kremlin. Ucrania precisa munición y la necesita de manera urgente, advierte el Gobierno de Volodímir Zelenski.
En el implacable frente de Lugansk, en una de las posiciones avanzadas del ejército ucranio en los alrededores de la ciudad ocupada de Kremina, un flanco donde la lucha es particularmente intensa, una brigada se afana por poner a punto el cañón howitzer TRF1 instalado en medio de fangosas zanjas y trincheras. Recibieron el cañón de obús de 155 mmm francés hace unos meses y está siendo clave para repeler a las fuerzas rusas. Pero cuando la invasión lanzada por el presidente Vladímir Putin ha entrado en su segundo año, Kiev requiere material. “Necesitamos más, necesitamos toda la munición que nos puedan proporcionar. Y la necesitamos ahora”, incide el comandante Serguéi, anclado junto al cañón, en el barro.
Llueve, el cielo está cubierto y plomizo. No es el clima idóneo para los drones de reconocimiento que mandan las fuerzas del Kremlin; tampoco para las aeronaves bomba. De fondo, lejos, se oyen algunas explosiones sueltas en las ondulantes colinas del Donbás. Rusia dispara al día una media de entre 40.000 y 50.000 proyectiles, frente a los entre 5.000 y 6.000 que lanza Ucrania, según datos que maneja la Comisión Europea y a los que ha tenido acceso EL PAÍS. Es una cifra muy similar a la que dispone el Gobierno de Estonia, uno de los que más ha contribuido al esfuerzo bélico de Kiev, que sitúa el uso medio de artillería en una cifra de entre 20.000 y 60.000 disparos de Rusia al día y entre 2.000 y 7.000 de Ucrania, según un documento de Tallin enviado a los Estados miembros, al que este diario ha tenido acceso. Estos números equivalen a entre 600.000 y 1,8 millones de lanzamientos rusos al mes y entre 60.000 y 210.000 de las fuerzas de Kiev.
Bajmut, el foco más caliente de la guerra
La situación es difícil en Donbás, donde la batalla de artillería es muy intensa. La guerra a gran escala se ha enquistado en esta región minera, que ya vivía ocho años de conflicto entre el ejército de Kiev y los separatistas prorrusos tras los que se parapetó el Kremlin. La batalla por Bajmut, el foco más caliente de la guerra, se está volviendo “cada vez más difícil”, ha reconocido el presidente Zelenski. Las fuerzas de Putin han avanzado y ya controlan partes de la ciudad de la provincia de Donetsk, que antes de la invasión tenía 70.000 habitantes y donde ya se combate calle a calle.
Además de feroces ataques de artillería, el Kremlin ha enviado grupos de infantería y a brigadas de mercenarios de Wagner para tratar de rodear Bajmut y embolsar a las tropas ucranias. Algunas brigadas del ejercito de Kiev se han replegado y están defendiendo la ciudad desde detrás de la línea, según explican distintas unidades, que han situado sus posiciones ahora a varios kilómetros de la localidad asediada, desde donde llegan los sonidos de los disparos de artillería. Con la mirada intensa, algunos militares aseguran que las líneas de logística son cada vez más difíciles y la munición dentro de Bajmut no sobra en absoluto.
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“El enemigo está constantemente destruyendo todo lo que se puede usar para proteger nuestras posiciones, para afianzarse y garantizar la defensa”, dijo en su discurso nocturno Zelenski. En la conocida como “ciudad fortaleza”, hoy una ciudad arrasada, fulminada hasta los cimientos en muchas partes, las bajas son inmensas entre el ejército ruso y también entre las fuerzas de Kiev. Ucrania prepara contraofensivas en el flanco oriental, donde Rusia trata de romper sus líneas, y también en el sur con la llegada de la primavera —que en el país del este empieza oficialmente este miércoles—. Espera para ello no solo una mejora de las condiciones meteorológicas, sino también nuevos envíos de munición y armas occidentales. “Los próximos tres meses en el frente serán muy activos y decidirán el curso de los acontecimientos”, ha recalcado el jefe de la inteligencia militar de Ucrania, Kirilo Budanov, en una entrevista con Voice of America en la que pidió más entrega de ayuda militar.
La inteligencia militar estadounidense asegura que Rusia tiene problemas de abastecimiento de munición y sus estrategas afirman que está en modo ahorro. De hecho, ha reducido sus cifras de disparos de artillería en los últimos dos meses, según distintas informaciones. También ha pasado a priorizar ciertos focos, como Bajmut, el eje de los bastiones de Kremina y Svetove, donde está la brigada del cañón francés, y otros puntos de la línea del frente de Donbás. Aunque para reabastecerse, Moscú cuenta con una importante industria de producción propia y aliados como Irán y Corea del Norte le proporcionan suministros. Washington cree, incluso, que China podría entrar pronto en esta ecuación.
En una caseta usada como trinchera junto a los bosques de Kremina, de afilados árboles grisáceos, el sargento Yuri explica que Rusia está utilizando cada vez más frecuentemente la técnica de Bajmut: emplear numerosos grupos de infantería y de asalto a oleadas para buscar puntos débiles en las líneas de defensa ucrania, pero también para obligar al ejército de Kiev a gastar munición. “Les vemos con nuestros drones de reconocimiento, mandan una brigada de artillería, les disparamos e inmediatamente envían otra, y luego otra”, dice el sargento Yuri, uno de los militares de la brigada que viajó a Francia durante dos semanas a entrenar en el nuevo uso del howitzer TRF1. “Ellos pelean sin importarles las pérdidas que tengan”, añade el comandante Serguéi. “Trabajamos intensamente, los recursos que Francia u otros países de Europa usarían en años, nosotros los usamos en pocos meses”, dice.
Necesidad acuciante
La UE y sus aliados de la OTAN buscan ahora fórmulas para proporcionar más munición a Ucrania. El problema, el reto, es la rapidez. Kiev necesita recibir cargamentos ya, en dos o tres semanas, insiste una alta fuente comunitaria. El alto representante para Política Exterior y Defensa, Josep Borrell, ha reclamado a los Estados miembros más compromiso y que agilicen las entregas de material de sus propios arsenales. En una carta enviada hace unos días a los Veintisiete, el jefe de la diplomacia comunitaria advirtió de que Kiev necesita munición de artillería “urgentemente” y estudia un nuevo esquema de financiación mejorado y más atractivo para reponer lo que los Estados miembros entreguen a Ucrania. Es la mejor fórmula a corto plazo, dice.
Un buen número de países ha entregado ya importante material a ucrania, incluida munición. Algunos países están siendo más reacios a entregar munición a Ucrania para no ver todavía más mermadas sus propias reservas, señalan altas fuentes comunitarias. La OTAN, que ha instado a los aliados a entregar más material y más rápido —en los últimos meses, haciendo hincapié en la munición—, ha remarcado que los países deberán aceptar unas reservas menores y que, de momento, y con racionalidad pueden olvidarse de los estándares de la Alianza Atlántica sobre sus arsenales, apuntan fuentes aliadas.
Además, la Unión estudia un esquema de compras conjuntas directas para mandar material a Ucrania a través de la Agencia Europea de la Defensa, utilizando, por ejemplo, el Fondo Europeo para la Paz. Estonia ha lanzado a los socios una propuesta similar de compras conjuntas empleando el mismo fondo para compras para Ucrania, pero con la idea de que los Estados miembros aporten unos 4.000 millones de euros adicionales. A medio y largo plazo hará falta más dinero, reconoce una fuente comunitaria.
Pero aunque exista la intención de comprar y de enviar a Kiev, las cifras de producción de una industria —sobre todo la de la UE— que cambió de enfoque después de la Guerra Fría, no es grande. Y Rusia dispara en un solo día en Ucrania la tasa de producción de artillería mensual de Europa, que se sitúa en entre 20.000 y 25.000 proyectiles al mes, según cifras del documento de análisis estonio, que señala que habría potencial de aumentar la producción siete veces. Así, la Agencia Europea de la Defensa analiza con la industria qué mecanismos e incentivos pueden poner sobre la mesa para ampliarla. Los pedidos conjuntos y con un horizonte planificado serían un acicate. Además, EE UU, la UE y los países de la OTAN buscan impulsar la cooperación entre sus fabricantes de armas para ganar velocidad y eficiencia.
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