Latinoamérica busca posicionarse en Davos como alternativa fiable en las cadenas de suministro global
Cuando la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, apostaba el pasado mes de abril por reemplazar las cadenas globales de suministro —que dejaron en evidencia su vulnerabilidad en la pandemia y ahora con la guerra en Ucrania— por lo que denominó socios fiables y próximos, near and friend shoring, la mayoría de los países latinoamericanos vio una oportunidad de reposicionarse en el comercio global. EE UU espera consolidar ese giro geoestratégico en la Cumbre de las Américas que se celebrará en Los Ángeles, y los mandatarios latinoamericanos ya han empezado a avanzar en Davos su interés por sustituir a los productores tradicionales y ocupar un nuevo rol en las cadenas de suministro.
El presidente de Colombia, Iván Duque, aprovechó su participación en un panel en el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) este martes para asegurar que, “en medio de lo que se perfila como una crisis alimentaria, la región cuenta con un elevado potencial agrícola”. “Pero necesitamos inversión. Tenemos gas, petróleo y carbón, pero contamos con importantes recursos para explotar las energías renovables y, además, podemos ser los nuevos asentamientos del friend shoring que busca EE UU”, apuntó. Junto a él, los presidentes de República Dominicana, Luis Abinader; de Costa Rica, Rodrigo Chaves, y la vicepresidenta de Perú, Dina Ercila Boluarte, asentían. “Garantizamos un manejo de la economía estable y una atención jurídica responsable y segura, pero con reglas medioambientales claras”, apuntaba Abinader. “Vamos a romper los monopolios privados que existen en Costa Rica para que haya muchos ganadores y pocos perdedores”, añadía Chaves. “Perú brinda confianza para poder invertir en el país”, aseguró Boluarte. “Aunque no nos estén dejando gobernar en paz somos resilientes al ataque diario”, remataba.
Esas tensiones políticas a las que aludía la vicepresidenta peruana revelan una inestabilidad política que amenaza con convertirse en la principal debilidad de la región. “América Latina está entrando en un periodo muy peligroso”, advertía el lunes Moisés Naím, miembro distinguido de Carnegie Endowment for International Peace y uno de los habituales en Davos, en una mesa sobre el futuro de la región.
“Ahora la inflación está llegando a todo el mundo y también a una generación de latinoamericanos que no saben cómo vivir con ella. Una generación que ha vivido en democracia todo el tiempo y que puede ver sus expectativas truncadas. Y las consecuencias económicas y sociales de esa mala combinación pueden ser nefastas”, declaró Naím, en alusión a que ese entorno propicie la llegada o consolidación de regímenes autocráticos al poder.
“Son tiempos duros para ser latinoamericano”, dijo el chileno Andrés Velasco, decano de la Escuela de Políticas Públicas de la London School of Economics. “Tenemos un problema con la capacidad de nuestros gobiernos, de derecha o de izquierda, más o menos democráticos, para conseguir resultados” aseguró, citando el ejemplo de Perú, que tiene la mayor tasa de mortalidad por covid-19 en el mundo y sufre gran inestabilidad política. La combinación de mala gestión y presión inflacionista podría llevar a un “deterioro democrático”, con sistemas lastrados por “la fragmentación, el cortoplazismo y gobiernos basados de Twitter”, según Velasco.
“La democracia no se basa solo en la legitimidad, también en la eficiencia. Y sin resultados, la democracia falla”, alertaba la exministra de Exteriores española Arancha González Laya, actualmente decana del centro de Relaciones Internacionales del Instituto de Estudios Políticos de París. “La región no puede elegir entre Estados Unidos o China, tiene que apostar por el multilateralismo, tanto en comercio como en política”, recalcó.
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