El legado de Abinader en Suiza
El presidente Luis Abinader fue invitado por la Asamblea Mundial de la Salud a hablar de la experiencia dominicana en el manejo de la pandemia de Covid-19, un reconocimiento justo pues a quien niegue que el trabajo hecho en República Dominicana tuvo muchas más luces que sombras habría que tildarlo de mezquino.
Allí el mandatario destacó la importancia de haber invertido temprano en las vacunas y de correr un riesgo alto que, al final, evitó que el país se sumiera en una larga cadena de contagios que posiblemente nos tuviera hoy con diversas medidas de control. Que Abinader recibiera ese destaque en un foro de ese nivel es el reconocimiento a la estrategia del país y deberíamos estar orgullosos de ello.
El presidente dominicano aprovechó el foro para hacer un llamamiento a “reevaluar los criterios y mecanismos a partir de los cuales se brinda el acceso de los países en vías de desarrollo a los insumos imprescindibles, para que estos puedan continuar avanzando en la erradicación de la pandemia y controlar su impacto a nivel doméstico”.
Expuso que la pandemia abrió la oportunidad para un nuevo pacto internacional en favor de una “gobernanza global de la salud”. Propuso la socialización de los conocimientos, de las investigaciones y de los esfuerzos para innovar estrategias, producir tecnología y elaborar nuevas moléculas terapéuticas para luchar contra el COVID-19. Esas propuestas de Abinader son fundamentales para, en el futuro, poder enfrentar otra crisis de esta índole y no volver a patinar con el mismo charco.
Los pedidos de esa socialización no deberían darse, sin embargo, sólo a nivel internacional y con respecto al COVID-19. Me parece que la propia República Dominicana debería ser un laboratorio de esas prácticas globales que el presidente exigió en su alocución. Él no tiene el poder para que el mundo entero lo siga en sus planteamientos, pero sí puede dejar sembrada la semilla para conseguirlo en su propio terreno.
La mejor manera de lograr cambios es predicar con el ejemplo. Abinader podría comenzar a generar ese cambio mediante transformaciones radicales en el sistema de salud dominicano, uno que sea más social y equitativo en todos los órdenes. Por ahí habría un gran legado, de esos que no se olvidan.