Cecilia García, impresionante en monólogo de Alma Mahler
La veterana actriz Cecilia García llevó a los asistentes de la sala Ravelo del Teatro Nacional a una experiencia teatral de primer nivel. En el estreno mundial de «Alma Mahler, la novia del viento», la denominada Polifacética logró una actuación única y magistral.
Por dos horas mantuvo al público expectante con un monólogo que fue in crescendo en la narrativa y las pinceladas de orgullo, coqueteo y tristeza al entrar en la piel de la compositora y pianista austríaca, que fue esposa del también laureado genio de la música clásica de Viena Gustav Mahler (1860-1911).
Un manejo exacto de las fechas, los nombres y personajes históricos de la sociedad de Viena, en Austria, de la vida europea, así como de Nueva York, Estados Unidos, donde Alma protagonizó la vida cultural en una historia a finales del siglo XIX, dejan claro el compromiso, respeto y la preparación de Cecilia García al subir a escena, lo que la ha mantenido en un lugar privilegiado del arte nacional.
El dramaturgo peruano Herbert Morote estuvo en primera fila observando la actuación de Cecilia, cuya pieza fue escrita para su interpretación.
Apasionada y empoderada
La escenografía de la Ravelo reflejó un ambiente de recuerdos. Un baúl, joyas, cartas, bebida y un diván evocaron a Mahler en su última etapa, viviendo de los recuerdos con un tercer matrimonio, viuda entonces del escritor Frank Werfel.
Alma Mahler (1879-1964), por petición de su esposo, el gran músico y director de orquesta Gustav Mahler, decidió no dedicarse a su propia creación musical hasta muchos años después.
Y tal como supone la sinopsis de la obra, un periodista (Mario Arturo) visita el hogar de Alma (Cecilia García) en NY interesado en sus vivencias y lo que se decía en la época de sus múltiples romances. Pero también su amor por la música, que fue dejando de lado por el deber de esposa y porque en la época las mujeres no eran educadas para triunfar.
Desde ese momento Cecilia García inyecta un aura de empoderamiento y feminismo en el relato. Ataviada con un hermoso vestido rosado de satén, la actriz emuló la admiración que la pianista provocaba en los hombres.
«El único hombre que amé en mi vida fue a mi padre», declara Alma ante la mirada atenta del periodista, cuyos recuerdos amargos los zanjaba con un sorbo de alcohol.
En el monólogo Cecilia, caracterizando a Alma, recuerda a su padre, el pintor Emil Jakob Schindler, quien le transmitió el amor por la música.
En la primera hora del soliloquio Alma cuenta sus primeros años de vida, adolescencia y juventud y de cómo su belleza atraía cada vez más pretendientes.
Una mezcla de su vida y lo que pasaba en el mundo se conjugan en el relato, como la mención que hace de Adolf Hitler, la primera Guerra Mundial y cuando fue perseguida.
Con sus amores y la justificación de los mismos Cecilia introduce la segunda parte con una magistral descripción de aquellos hombres, el romance y el deseo con mucho sentido del humor.
Los puntos altos de drama siguen en el parlamento de Cecilia García. Su sueño por la música fue lo que siempre persiguió y se convirtió en el refugio entre las pérdidas. «La composición musical era mi pasión. Cuando haces una composición musical siempre va a ser tuya, como la Sinfonía n.º 5 en Beethoven», exclamó.
En efecto, García fue Alma Mahler completamente. Plasmó en escena a una mujer adelantada al tiempo, vista por algunos autores como la que allanó el camino de las mujeres en el universo de la música clásica.
Mario Arturo, con libreta y lápiz en mano funge como el periodista que escribe las vivencias que Alma Mahler relata en la actuación de Cecilia García. Sus gestos, la atención a lo narrado, sorpresa y admiración, entre otras emociones, hicieron su papel convincente sin importar su ausencia de diálogo a propósito, dejando a la ‘entrevistada’ fluir.
De ser cierto este episodio, no hay duda de que en esa época de mediados del siglo pasado la tirada de varias páginas de un periódico no fueron suficientes para el periodista escribir todo lo contado.
Cecilia puso su sello en el personaje. La dramaturgia contó con anécdotas irónicas y coquetas de Alma Mahler que rozaron el humor o más bien la actriz precisaba narración con la chispa que la caracteriza y sacó carcajadas a la audiencia con anécdotas como el poco apetito sexual de Gustav Mahler y su soledad.
Aunque no se vio, el piano que conectaba lo que narraba Alma Mahler en la interpretación de Cecilia García fue responsabilidad del maestro Dante Cucurullo en la dirección musical.
En la banda sonora, de las 13 composiciones que se interpretan destacan Adagietto Sinfonía No.5 de Gustav Mahler, Divertimento No. 15 de W.A. Mozart y Lieders No.3 No.4 (transcripción para piano solo) de la propia Alma Mahler.
El autor de la obra presente
Herbert Morote es un escritor peruano radicado hace 30 años en España y ganador del Premio de Teatro de San Sebastián.
Escribió «Alma Mahler, la novia del viento» especialmente para Cecilia. Hace unos años vino al país para presenciar la obra “Olivia y Eugenio”, que protagonizó García, quedando gratamente complacido de su talento y desempeño.
La noche de este jueves fue aplaudido de pie y conducido por el director de la obra y del TN, Carlos Espinal, desde su asiendo hacia el escenario.
«Muchas gracias por permitir que una obra, que estoy seguro va a recorrer el mundo como lo han recorrido muchas de sus obras, se haya iniciado esta noche en nuestra maravillosa sala del Teatro Nacional Eduardo Brito. Es un orgullo tenerlo aquí», manifestó Espinal.
“Esta obra la comencé a escribir antes de la pandemia, cuando coincidí con ella en Punta Cana, le hablé sobre el personaje de Alma Mahler y la vi tan entusiasmada que decidí escribir la obra pensando que ella la podía realizar, ya que me pareció que era la persona indicada para encarnar a un personaje como Alma Mahler”, reveló el escritor en una entrevista con Diario Libre.
Cecilia vistió de Leonel Lirio, quien se encontraba entre el público, al igual que otras figuras de la cultura nacional. Su hijo, Luis Miguel De Camps también estuvo allí.
La pieza continúa en escena el viernes y sábado a las 8:30 p.m. y el domingo 22 de mayo a las 6:30 p.m.