Naciones Unidas y Amnistía Internacional documentan matanzas y violaciones ocurridas cuando las tropas rusas intentaban alcanzar Kiev
El alto comisionado de Naciones Unidas y Amnistía Internacional (AI) confirmaron en sendos informes los salvajes abusos cometidos por Rusia el pasado mes de marzo, en la primera fase de la guerra en Ucrania durante su intento de tomar la capital, Kiev. Con entrevistas y pruebas recogidas por su personal, tanto la ONU como AI documentaron sobre el terreno decenas de casos de violación, desapariciones y ejecuciones cometidas durante las casi cuatro semanas de presencia rusa en los alrededores de la capital.
El jueves, durante una comparecencia en el Consejo de Seguridad, la alta comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, y este viernes con la publicación de un informe de AI, se detallaron algunos de los casos denunciados por Ucrania y también reportados por la prensa de todo el mundo en los días posteriores a la salida de las tropas, cuando se pudo acceder al lugar. Según AI, se trata de una serie de pruebas y testimonios que acreditan “crímenes de guerra”. Las pruebas se suman a las que la Unión Europea recogió semanas atrás para poder abrir un caso contra las autoridades rusas que resulten responsables.
La situación en Ucrania sigue deteriorándose y los abusos se han producido también desde el lado ucranio, según Bachelet. “Mi personal se enteró de casos de mujeres que habían sido violadas por las Fuerzas Armadas rusas en áreas que estaban bajo su control, así como de otras denuncias de violencia sexual por parte de ambas partes”, dijo ante el Consejo de Seguridad de la ONU. “Están surgiendo sombrías pruebas de torturas, malos tratos y ejecuciones sumarias de prisioneros de guerra cometidos por ambas partes en el conflicto. Mi oficina está recopilando tales pruebas, que se incluirán en un informe futuro”, dijo.
Hasta el 4 de mayo se habían documentado “ocho posibles desapariciones forzadas de personas consideradas prorrusas en territorio controlado por el Gobierno”, ha agregado la alta comisionada. Bachelet ha asegurado que “un alto el fuego, en un solo día, salvaría la vida de al menos 50 niños, mujeres y hombres civiles, incluidas muchas personas mayores”. Esto evitaría “que entre 30 y 70 civiles resultaran heridos y que una docena quedaran discapacitadas”, añadió.
Ataques deliberados y directos
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En el informe de AI conocido este viernes, la organización humanitaria entrevistó a 45 personas que habían presenciado homicidios de familiares y vecinos o que tenían conocimiento de primera mano en localidades como Andriivka, Zdvizhivka y Vorzel o Bucha, el lugar donde se encontró una fosa común con más de 50 cuerpos. “Que se sepa no se ha localizado ningún objetivo militar ucranio fijo en ninguno de los edificios bombardeados ni en sus alrededores”, señaló AI, “aunque a veces personas armadas que apoyaban a las fuerzas ucranianas disparaban a los vehículos militares rusos que pasaban desde algunos de esos edificios o cerca de ellos”. Según la organización con sede en Londres, “los ataques deliberados y directos contra bienes de carácter civil y los ataques desproporcionados constituyen crímenes de guerra”.
Entre los casos documentados están los asesinatos de Leonid Bodnarchuk, un albañil de 44 años, y de Yevhen Petrashenko. Algunos vecinos que se refugiaban en el sótano dijeron a AI que los soldados rusos dispararon a Bodnarchuk cuando subía las escaleras y que luego lanzaron una granada en el hueco de la escalera. Más tarde encontraron su cuerpo mutilado en un charco de sangre en las escaleras.
El informe de Amnistía Internacional titulado Él no volverá: crímenes de guerra en el noroeste de la región de Kiev, se incluyen casos como el de Olena Sakhno, pareja de Viktor Kloun, otro albañil de 46 años al que “le había atado las manos con una cinta blanca y le había disparado a la cabeza”, relató su esposa cuando sus vecinos le llevaron el cuerpo. O el de Olha, la esposa de Oleksii Sychevky, de 32 años, que murió junto a su padre de 62, cuando el convoy de coches en el que viajaban fue tiroteado, por lo que, según creían, eran fuerzas rusas.
Oleksii dijo a AI: “El convoy eran todos civiles que huían. En casi todos los coches había niños. Cuando nuestro coche acababa de llegar a una fila de árboles, oí disparos. Primero, disparos sueltos y luego una ráfaga. Los disparos alcanzaron al primer vehículo del convoy, que se detuvo. Nosotros íbamos en el segundo y tuvimos que detenernos también. Después nos dieron. Nuestro coche fue alcanzado por al menos seis o siete disparos. Mi padre murió al instante de una bala en la cabeza. A mi esposa le alcanzó un trozo de metal y mi hijo también resultó herido”, señala el informe de AI.
Este periódico también recogió infinidad de testimonios de primera mano en Bucha sobre abusos sexuales y ejecuciones sin razón aparente.
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