Aisha Syed habla de su fundación “Music for Life”
Su talento, dedicación y constancia han llevado a Aisha Syed a ser considerada una de las mejores embajadoras de la música clásica para las nuevas generaciones. Sin embargo, los frutos que ha cosechado a lo largo de su carrera no son suficientes para hacerla sentir plena, razón por la que la violinista dominicana decidió poner en marcha un proyecto altruista.
A continuación, un artículo publicado en The Strad Magazine, la revista de música clásica más importante de Europa, en la que Aisha Syed cuenta cómo tener la oportunidad de estudiar música en Gran Bretaña la inspiró a crear su fundación Music for Life, a través de la cual busca aportar a la comunidad dominicana.
Creamos nuestra fundación “Music for Life” por dos razones que salen de la misma raíz. Primero, como cristiana, creo firmemente en la importancia de aportar a la comunidad a través de los dones que Dios nos ha dado. Segundo, quería continuar el legado que Yehudi Menuhin creó respecto a hacer que la música clásica estuviera al alcance en cada rincón y espectro de la sociedad, especialmente en el país que me vio nacer, República Dominicana.
Arribé a la Yehudi Menuhin School en Londres desde la República Dominicana cuando apenas cumplía 13 años. Junto a los conciertos de alto calibre que realizábamos allí, nosotros también nos presentábamos en hospicios y escuelas, y dábamos clases a niños aspirantes de escuelas públicas, algo que Menuhin mismo hacía a menudo antes de fallecer. Eso me sirvió de profunda inspiración.
Me di cuenta del verdadero poder de servir a través del acto de hacer e interpretar música; ese poder que tiene la música de elevar a los seres humanos más allá de sus circunstancias individuales, no importa los antecedentes socio-económicos o de salud que pueda padecer.
En ese entonces, a los 14 años, comencé a comprender que la música fue creada para todos, no solamente para aquellos a quienes su estatus social y económico les permitiera comprar un boleto de concierto. Yo ya conocía de primera mano lo que significaba recibir la ayuda que necesitaba para desarrollar mi potencial dentro de la música clásica, pues recibí becas para asistir a la Yehudi Menuhin School, el Royal College of Music y el Guildhall School of Music and Drama (todas instituciones en Gran Bretaña).
Esas experiencias personales me dieron a entender que la música es un derecho humano que todos y cada uno debe poder ejercitar. Esa creencia sembró una semilla en mí que ha florecido en forma de nuestra fundación Music for Life en la República Dominicana. En nuestra fundación, todas las clases magistrales impartidas en nuestro programa de Clínica Musical anual son sin costo para los estudiantes (gracias a entidades como El Banco Popular Dominicano) así como la participación en el Festival Infantil y Juvenil, donde tuvimos más de 60 niños y jóvenes en dos ediciones. Estos programas iniciaron en el 2018 y 2015 respectivamente.
Cuando inicié a tocar violín en mi país teníamos varias escuelas musicales y algunos campamentos orquestales que eran guiados por El Sistema en Venezuela. Recuerdo tener cinco años cuando formé parte de uno de esos campamentos.
Cada vez que regresaba a la República Dominicana mientras estudiaba a tiempo completo en Gran Bretaña, daba lecciones gratis ocasionalmente a algunos estudiantes dominicanos, pero no fue hasta el 2010 que mi madre y yo decidimos crear la fundación, fortaleciendo y encausando nuestra visión específica para su presente y futuro.
Nuestra misión como fundación es democratizar la música clásica a través de los programas pedagógicos para estudiantes de música mencionados anteriormente, pero también a través de visitas que incluyen conciertos cortos y charlas de motivación en hospicios, orfanatos, hospitales, escuelas, centros correccionales y otras fundaciones.
Realizo visitas similares en otros países a los cuales viajo cuando realizo conciertos. Estas visitas incluyen la Mehli Mehta Music Foundation en la India, el Hospital Pediátrico Gaslini en Italia, el Royal Hospital for Neuro-Disability en Londres, Hospicio del Salvation Army en Cuba, el Hospital Sara Kubitscheck en Brasil, el Centro Funave para niños con discapacidades en España y el Hospital Cardio-Infantil en Colombia.
En adición a las instituciones mencionadas también hemos visitado un sin número de orfanatos, fundaciones y escuelas en la República Dominicana. Una visita reciente tiene un significado especial para mí, pues visité una fundación de la cual soy miembro honorario y toqué para los niños con un invaluable violín Stradivarius (gracias a Florian Leonhard Fine Violins en Londres), compartir con ellos la historia detrás del nombre del afamado lutier fue conmovedor.
Algunos de esos niños viven en hogares problemáticos y/o de escasos recursos entonces mostrarles algo tan extraordinario como un violín Stradivarius del año 1686 y llevarles inspiración, aunque fuese tan solo unos momentos fue un gran honor.
También hemos tenido niños y jóvenes de nuestra fundación que han partido a tierras foráneas a estudiar música clásica, y nosotros como fundación estamos orgullosos de haber formado parte de sus jornadas de crecimiento musical temprano. La mayoría de niños y jóvenes que participaron en la primera edición de la Clínica Musical, participan anualmente, y así fue aún en las versiones virtuales en el 2020 y en el 2021 a través de la pandemia.
Como fundación esperamos tener un efecto República Dominicana a largo plazo, no solamente dentro de la comunidad musical local, sino en la sociedad completa. Tratamos de llevar experiencias enriquecedoras a través de la música al enfermo, el huérfano, el anciano, el pobre y al privado de libertad. Así mientras educamos a la comunidad local sobre la música clásica, podemos ilustrar el por qué como sociedad necesitamos la música para vivir plenamente. Es por esto que nos llamamos la fundación Music for Life (fundación Música para la vida).