Museo Metropolitano de Arte, un viaje por la moda y el arte
Incluso para un director de cine legendario como Martin Scorsese, la tarea era intimidante.
Tomar una de las famosas salas de época estadounidense del Museo Metropolitano de Arte y hacer esencialmente una película de un fotograma, sin cámara: un fotograma, no una película, pero usando su sensibilidad cinematográfica. Los actores son maniquíes; el vestuario debe elegirlo el realizador.
“¿Crear una película de un fotograma en una sala de época? Una gran oportunidad y un desafío intrigante”, escribe el director en un comunicado junto a su creación, una misteriosa mezcla de personajes, emociones y moda en la impactante sala Frank Lloyd Wright del museo.
Otros ocho directores también ponen su sello en las salas de época para “In America: An Anthology of Fashion” (En Estados Unidos: Una antología de moda«), la exposición de primavera del Instituto del Vestuario del Met que se inaugura el lunes con la Gala del Met antes de abrir al público el 7 de mayo. Los asistentes a la gala, que recauda millones para el instituto autofinanciado y que se ha vuelto un gran espectáculo de moda y cultura pop, estarán entre las primeras personas que vean la muestra.
Se trata de la segunda parte de una exposición más amplia sobre moda estadounidense para conmemorar el 75to aniversario del Instituto del Vestuario. Ideada como de costumbre por el curador estrella Andrew Bolton, la nueva entrega es tanto una secuela como una precursora de “In America: A Lexicon of Fashion” (En Estados Unidos: Un léxico de la moda), que se inauguró en septiembre pasado y se enfoca más en diseñadores contemporáneos y establece lo que Bolton llama un vocabulario para la moda.
Si bien la nueva “Antología” está destinada a proporcionar un contexto histórico crucial, también busca encontrar historias no contadas y héroes anónimos en la moda estadounidense temprana, especialmente diseñadoras de color. Muchas de sus historias, dijo Bolton al anunciar la muestra, “han sido olvidadas, pasadas por alto o relegadas a una nota al pie de página en los anales de la historia de la moda”.
Los nueve directores fueron elegidos para animar la narración con su propia estética variable. Además de Scorsese, incluyen a dos de los anfitriones de la Gala del Met del lunes por la noche: la actriz y directora Regina King y el diseñador y director Tom Ford. También contribuyen la ganadora del Oscar del año pasado, Chloé Zhao, así como Radha Blank, Janicza Bravo, Sofia Coppola, Julie Dash y Autumn de Wilde.
Para King, la sala Richmond, que representa la vida doméstica de principios del siglo XIX para los virginianos adinerados, brindó la oportunidad de destacar a la diseñadora negra Fannie Criss Payne, quien nació a fines de la década de 1860 de padres anteriormente esclavizados y llegó a ser una de las mejores modistas locales. Era conocida por coser una cinta con su nombre en sus prendas para “firmar” su trabajo, parte de un sentido emergente de la confección de ropa como un esfuerzo creativo.
King dice que buscaba “retratar el poder y la fuerza que Fannie Criss Payne emana a través de su impresionante historia y su ropa exquisita”, colocándola en una situación laboral próspera y luciendo con orgullo su propio diseño, calzándose con un cliente y empleando a otra mujer negra como costurera.
La cineasta Radha Blank mira a Maria Hollander, fundadora de un negocio de ropa a mediados del siglo XIX en Massachusetts, quien usó su éxito comercial para abogar por la abolición y los derechos de las mujeres. En la sala del museo Shaker Retiring, la directora Zhao conecta con la estética minimalista de la diseñadora de ropa deportiva de la década de 1930 Claire McCardell.
De Wilde usa su set en la sala Baltimore Dining para examinar la influencia de la moda europea en las mujeres estadounidenses, incluidas algunas actitudes estadounidenses de desaprobación sobre esos vestidos escotados de París. Dash se enfoca en la modista negra Ann Lowe, quien diseñó el vestido de novia de la futura primera dama Jackie Kennedy, pero apenas fue reconocida por ello. “La diseñadora estaba envuelta en secretismo”, escribe Dash. “La invisibilidad era la capa que vestía y, sin embargo, persistió”.
En la Biblioteca de Renacimiento Gótico del ala, Bravo observa las obras de Elizabeth Hawes, una diseñadora y escritora de moda de mediados del siglo XX. Y Coppola, en el McKim, Mead & White Stair Hall y otra sala, escribe que al principio no estaba segura de qué hacer: «¿Cómo se monta una escena sin actores ni historia?” Finalmente, se asoció con la escultora Rachel Feinstein para crear caras distintivas para sus “personajes”.
Cada cineasta metió la mano en su propia bolsa de trucos. Para Scorsese, la moda que le dieron fue diseñada por el brillante modisto Charles James, el tema de su propia exposición de vestuario (y Gala del Met) en 2014. Scorsese sabía que necesitaba crear una historia “que pudiera sentirse a lo largo de esa sala”. Recurrió a las películas en Technicolor de la década de 1940 y usó “Leave Her to Heaven” («Que el cielo la juzgue») de John Stah, lo que él llama “un verdadero Technicolor noir”. En cuanto a lo que sucede antes y después de la escena que vemos, que incluye a una mujer llorando cerca de un retrato de un hombre y una copa de Martini cerca, “espero que las personas salgan con múltiples posibilidades desplegándose en su mente”, dice el director.
Una exhibición que seguro dará de qué hablar es la de la sala de Versalles del museo, conocida por su panorámica circular de Versalles pintada por John Vanderlyn entre 1818 y 1819.
Ford transforma la sala en una representación de la “Batalla de Versalles”, no un conflicto militar, sino el nombre que se le dio a una noche importante para la moda estadounidense en 1973, cuando cinco diseñadores de ropa deportiva (incluidos Oscar de la Renta y Anne Klein) “se enfrentaron” con cinco diseñadores de alta costura franceses en un desfile en Versalles y mostraron al mundo de qué está hecha la moda estadounidense.
Ford decidió convertir su fotograma en una verdadera batalla con maniquíes en guerra, muchos de ellos vestidos con conjuntos de ese desfile memorable. “Las armas han cambiado”, escribe Ford. “En lugar de abanicos y boas de plumas, hay floretes de esgrima y patadas frontales”.
“In America: An Anthology of Fashion” abre al público el 7 de mayo. La primera parte, “In America: A Lexicon of Fashion”, permanece abierta en el Anna Wintour Costume Center. Ambas cierran en septiembre.