La izquierda francesa se acerca a una lista unitaria para las legislativas encabezada por Mélenchon
El pacto entre los partidos de izquierda de Francia para concurrir juntos a las elecciones legislativas de junio comienza a tomar forma: los ecologistas confirmaron este lunes que han llegado a un acuerdo con el izquierdista Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon tras días de intensas negociaciones y múltiples trabas. Poco después del anuncio del acuerdo “histórico”, según las dos partes, los comunistas aseguraban su disposición a unirse, mientras los socialistas (PS), pese a sus profundas divisiones internas, también reanudaban las conversaciones.
Muestra de la inminencia del acuerdo con los socialistas, el mayor reto para poder hablar de un pacto amplio de la izquierda, es el hecho de que el primer secretario del PS, Olivier Faure, acudió en la tarde del lunes a la sede de Francia Insumisa a participar, por primera vez, en las negociaciones.
“No buscamos solamente un acuerdo de resistencia a lo que haga el Gobierno [de Emmanuel Macron], sino un acuerdo que permita ganar una mayoría” en las legislativas, declaró Faure. “Discutimos seriamente, punto por punto, y he venido a recordar cuáles son nuestras exigencias. La aventura puede ser extraordinaria y puede cambiar la vida de la gente”, aseveró. Faure cuenta con un mandato del comité nacional socialista, que dio el visto bueno a las negociaciones tras el descalabro en la primera vuelta de las presidenciales, en las que la candidata socialista, Anne Hidalgo, solo obtuvo el 1,7% de los votos.
Pese a ello, hay una corriente minoritaria, pero histórica y potencialmente de mucho peso, que se opone rotundamente a negociar con los mélenchonistas. Les preocupa, por un lado, perder su poder en la Asamblea Nacional: al contrario que comunistas y ecologistas, los socialistas sí tienen actualmente grupo parlamentario propio, gracias a los 28 diputados de sus filas (el mínimo son 15). Además, este sector del Partido Socialista, al que se adscriben el expresidente François Hollande y el predecesor de Faure, Jean-Christophe Cambadélis, pero también senadores como Rachid Temal o figuras regionales poderosas como Carole Delga, recelan de la postura euroescéptica de los mélenchonistas, que llaman a “desobedecer” algunos tratados europeos.
No obstante, el paso dado antes del PS por los ecologistas, otra formación hasta ahora reticente y que es abiertamente europeísta —lo llevan en su nombre, Europa-Ecología Los Verdes (EELV)— debería facilitar el camino hacia un pacto que, pese a las fricciones en materia europea, busca sobre todo poder influir en política interna de Francia.
“País fundador de la Unión Europea, Francia no puede tener como política ni la salida de la Unión, ni su desintegración, ni el fin de la moneda única”, subrayan ecologistas y mélenchonistas en su comunicado. No obstante, agregan, “si bien algunas reglas europeas son un punto de apoyo (protección de los consumidores, normas medioambientales…), muchas otras están desfasadas o incluso en contradicción con los imperativos de emergencia ecológica y social”. Por ello, se declaran “dispuestos a desobedecer ciertas reglas europeas (en particular económicas y presupuestarias, como el pacto de estabilidad y de crecimiento, el derecho de competencia, orientaciones productivistas y neoliberales de la Política Agrícola Común, etc.)”.
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Los dos firmantes justifican este cambio de postura —hasta hace unos días, el secretario nacional de EELV, Julien Bayou, decía que no aceptarían poner en duda la UE— alegando que no serán “ni los primeros ni los últimos” en cuestionar algunos principios europeos, y citan a España en materia de precios de energía, a Alemania en torno a la competencia de las empresas de agua potable o a Portugal en relación con aspectos económicos y presupuestarios.
“Somos proeuropeos, federalistas, ahí no hay ambigüedad alguna”, aseveró Bayou el lunes en la emisora BFM TV. “¿Estamos satisfechos del funcionamiento actual de Europa? La respuesta es no. ¿Queremos reorientar Europa? La respuesta es sí”, explicó el dirigente, autor de un libro titulado, precisamente, Desobedezcamos para salvar Europa.
La plataforma de izquierdas ya tiene nombre: Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES). El acuerdo “histórico”, según mélenchonistas y ecologistas, fue cerrado durante la madrugada del lunes, después del ultimátum velado que dio Mélenchon en la manifestación del 1 de mayo, cuando dijo que no estaba dispuesto a prestarse a una “comedia interminable” de negociaciones.
Con casi el 22% de los votos logrados en la primera vuelta de las presidenciales, muy por delante de las demás formaciones de izquierda, el líder de Francia Insumisa es el núcleo en torno al cual se realizan las discusiones con las otras formaciones de izquierda para presentar un frente común y lograr una mayoría en la Asamblea Nacional de 577 escaños. Un frente que pretende impedir que “Macron continúe su política injusta y brutal” y, también, “vencer a la extrema derecha”, según la declaración conjunta.
Salario mínimo de 1.400 euros y jubilación a los 60 años
Para ello, los verdes —y previsiblemente socialistas y comunistas— asumen del programa mélenchonista la demanda de subir el salario mínimo a 1.400 euros netos, el retorno a la jubilación a los 60 años (hasta ahora mantenían los 62 actuales) y el “bloqueo de precios de productos de primera necesidad”, entre otras propuestas. También se dicen “favorables” a la instauración de la VI República, punto programático clave de Mélenchon, para “acabar con el presidencialismo e introducir derechos nuevos, especialmente el referéndum de iniciativa ciudadana”.
La prolongación de las conversaciones con los socialistas ha llevado a retrasar hasta la noche el encuentro con los comunistas, que se prevé menos arduo que con la formación que, hasta hace cinco años, estuvo en el Gobierno de la mano de Hollande.
En declaraciones a la emisora France Inter, el candidato presidencial comunista, Fabien Roussel, se manifestó optimista de cara a un pacto inminente, para el cual se dijo dispuesto a “dejar de lado” la cuestión de la energía nuclear que él apoyó durante la campaña electoral, alejándose de la postura de la mayor parte de la izquierda.
“Veo a la extrema derecha dividida, veo a En Marcha [el partido de Macron], a la derecha dividida. Nosotros tenemos la posibilidad de unirnos en un programa ambicioso”, declaró Roussel.
La intensificación de las negociaciones tiene un objetivo declarado: poder anunciar el primer gran pacto de la izquierda en años este 3 de mayo. La fecha sería altamente simbólica, ya que conmemora la victoria, en 1936, de las fuerzas de izquierda reunidas bajo el nombre de Frente Popular en las legislativas que le dieron la llave al poder con la elección del socialista Léon Blum como jefe del Gobierno. Justo 86 años después, es Mélenchon, líder de la izquierda radical, el que busca la mayoría parlamentaria con el apoyo de las otras fuerzas de izquierda para conseguir ser nombrado primer ministro y ejercer así de contrapeso de Emmanuel Macron, recién reelegido presidente, en lo que sería el primer Gobierno de cohabitación desde 2002.
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