El tránsito se desenvuelve en el caos
El caos vehicular, que ya no es exclusivo de la capital dominicana, ha entrado en una fase de descontrol alarmante.
Los camiones han sido por años un peligro en carreteras y autopistas con el que se convivía. Los accidentes, aparatosos y a menudo mortales, no eran pocos. Lo que está sucediendo con los motoristas desde el final del confinamiento más o menos severo de la pandemia hasta ahora es una nueva versión del problema.
Las autoridades parecen incapaces de controlar el continuo irrespeto a las normas de tránsito que se supone que rigen. Semáforos en rojo, manejo temerario en dirección contraria, pasajeros de más, cargas prohibidas, golpes a los carros en los tapones, riesgo para los peatones… La solución no es fácil pero alarma que nadie parece estar encargándose de buscarla. El problema de la movilidad se complicará si además no resulta como se esperaba la puesta en funcionamiento de los corredores de las principales avenidas.
El país se desarrolla en muchas áreas de manera muy positiva. Pero el tránsito y el transporte son un freno para todo.