Violencia en el deporte es preocupante
Durante el fin de semana, en México, se produjo un incidente de marca mayor en un partido de fútbol entre el Querétaro y el Atlas, en el que, hasta ahora, han resultado más de 26 heridos y un número todavía desconocido de muertos.
Las imágenes de lo que aconteció son dantescas, literalmente. Hombres tirados desnudos en el piso, en charcos de su propia sangre, mientras otros los pateaban y golpeaban de todas las formas posibles.
Las autoridades mexicanas esconden fallecidos, dicen que solo hay heridos, mientras nadie se hace responsable de lo sucedido. Ni el Querétaro, ni la policía, ni tampoco la federación.
Para el deporte internacional, lo acontecido es más que una vergüenza y es algo que nunca debería de repetirse.
El año pasado, en la pelota dominicana y guardando la distancia, vimos algunos incidentes de violencia en varios estadios y en cada caso se dio lo mismo: ausencia de efectivos de la seguridad.
Ojalá esto sirva como espejo para que Lidom y otras ligas deportivas dominicanas presten más atención y no se permita que actuaciones agresivas o violentas sean pasadas por alto.
Porque esto lo único que hace es dejar la impresión de que no hay problemas con que los sucesos se repitan y se conviertan en algo cotidiano.
Más cancelaciones de juegos
Al momento de escribir esta columna, todavía no se había llegado a un acuerdo para un nuevo pacto colectivo entre las Grandes Ligas y el sindicato de peloteros.
Hace una semana el comisionado Rob Manfred anunció la cancelación de los primeros seis partidos de la temporada regular debido a la necesidad de agotar al menos 23 días de entrenamientos de primavera.
Bajo esa lógica, en cualquier momento debe anunciarse la cancelación de al menos dos series más, lo que llevaría a 12 los partidos cancelados por el cierre patronal.
Ya se rumoró hace unas semanas que los dueños estaban preparados para perderse un mes de la temporada si no llegaban al acuerdo más adecuado, y parece que están cerca de cumplir eso que originalmente lucía como una amenaza.
¿Qué se necesita para que haya un acuerdo en estos momentos? La verdad es que cada vez la pregunta se hace más difícil de responder.