Radiografía global de la entrega de armas a Ucrania: quiénes participan, y cómo, en la operación
La agresión rusa a Ucrania ha provocado, entre otras reacciones, una clara escalada del apoyo militar occidental al país atacado. Tras el estallido del conflicto en 2014, el respaldo se fue intensificando paulatinamente, pero sobre todo con asesoramiento, entrenamiento, ayuda financiera —especialmente de Estados Unidos y el Reino Unido— y muy limitadas entregas de armamento. El contrato sellado para el suministro de drones armados turcos fue, en ese lapso, el desarrollo más relevante. Esa dinámica ha cambiado por completo con la invasión.
Europa es el ejemplo más evidente de un giro con rasgos históricos. Por primera vez, la Unión Europea —a través de la Comisión— ha decidido coordinar una compra conjunta de material bélico letal, que será entregado a las fuerzas ucranias. Se ha habilitado un fondo de unos 450 millones de euros para esos fines.
Además, países como Alemania, Suecia, Noruega o Finlandia han decidido suministrar armas a Kiev, algo que supone un notable cambio respecto de las políticas restrictivas en esta materia que han marcado la agenda de estos países durante décadas. La gran mayoría de los Gobiernos de la UE ha dado pasos en esa misma dirección. El Gobierno español se ha sumado este miércoles. Por su parte, Polonia es la base logística desde la cual se organiza el transporte del armamento por vía terrestre, dada la peligrosidad del medio aéreo.
Más allá de la UE, Estados Unidos destaca como el principal valedor militar de Ucrania. Su apoyo se cuantifica en unos 2.500 millones de dólares (unos 2.260 millones de euros) desde 2014. El apoyo estadounidense ha tenido distintos flancos, siendo los más relevantes probablemente el aspecto de entrenamiento y asesoría y la entrega de misiles antitanque Javelin. Tras la invasión rusa de la semana pasada, el presidente Joe Biden ha autorizado una nueva partida de 350 millones.
Entre los actores principales en el apoyo a Ucrania destaca Turquía, con el suministro desde 2019 de los mencionados drones armados —modelo Bayraktar TB2, junto con los radares y los misiles pertinentes—, que han demostrado su eficacia en el reciente conflicto del Nagorno Karabaj. El ministro de Defensa de Ucrania ha informado este miércoles 2 de marzo que su país tiene previsto recibir una nueva partida. El Reino Unido tuvo un papel relevante en la formación de las fuerzas ucranias, y también en la entrega de armas.
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Los nuevos anuncios de ayuda incluyen distintos tipos de armas, pero sobre todo misiles antitanque y misiles antiaéreos. También se han ofrecido metralletas, obuses y rifles de asalto. La UE estudia la posibilidad de entregar aviones de combate, aunque el proyecto no parece despegar.
Siemon Wezeman, investigador sénior del programa de suministro de armas del Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo, resume así el movimiento: “Se trata por lo general de armas que las fuerzas ucranias pueden usar con facilidad; que los países occidentales tienen almacenadas y pueden entregar con rapidez; las cantidades comprometidas no son enormes, pero se trata de armamento útil. No suponen un cambio de equilibrio mayor en el terreno de combate, pero tienen relevancia y, sobre todo, envían un fuerte mensaje político”, dice el experto.
Entre las dificultades que afronta la iniciativa, destaca el problema de hallar el equilibrio entre reforzar Ucrania sin dar pie a Rusia a considerar esta ayuda como una intervención en el conflicto. Los dirigentes ucranios reclaman que este apoyo, esencial para resistir, se aumente y acelere. A continuación, un repaso a los principales tipos de armas que se han comprometido en ayuda, y quiénes los suministran.
Misiles antitanque
Es una de las armas que figura con más frecuencia en los anuncios de ayuda, obviamente muy útil ante el escenario de una agresión terrestre con columnas de tanques y blindados de todo tipo penetrando en el territorio ucranio. El modelo Javelin, fabricado por Raytheon y Lockheed Martin, es referencia. Tiene un alcance de unos 2,5 kilómetros. EE UU empezó a entregarlos ya antes de la invasión, en 2018, aunque bajo condición de que Ucrania los almacenara lejos de las zonas de combate del Donbás. Otros países, como Polonia o Estonia, se han ido sumando ahora en el suministro de ese modelo.
Reino Unido, por su parte, también empezó la entrega del modelo NLAW, de fabricación anglosueca (Saab-Thales) y con un alcance de entre 400 y 800 metros según modelos y objetivos, antes de la invasión. En enero había ya facilitado unos 2.000 a Ucrania, según declaró su ministro de Defensa. “Pudieron entregarlos y también entrenar para su uso antes de la invasión. Con una semana de formación es suficiente”, explica Wezeman. Suecia ha comprometido 5.000 NLAW y Luxemburgo 100. Alemania también ha anunciado el envío de 1.000 armas antitanque. Noruega aportará 2.000 M72, lanzagranadas también de fabricación estadounidense. Los Países Bajos, 50 Panzerfaust-3 con 400 cohetes.
Misiles antiaéreos
Es otra de las armas más recurrentes en los anuncios de ayuda, y especialmente el modelo Stinger. Se trata de un misil tierra-aire, también fabricado por Raytheon, en dotación de muchas fuerzas armadas desde hace décadas. Alemania ha comprometido 500, los Países Bajos 200.
El control del espacio aéreo es un aspecto crucial de cualquier contienda bélica. Las fuerzas rusas han intentado degradar los sistemas de defensa antiaérea más sofisticados de Ucrania, como los S-300. A medida en que se inutilicen esos sistemas, adquirirá creciente importancia disponer al menos de modelos como los Stinger, que son portables y no demasiado difíciles de usar, según apunta Wezeman.
Aviones de combate
Durante una comparecencia del pasado domingo, el Alto Representante de Exteriores de la UE, Josep Borrell, declaró que los socios consideraban la entrega de aviones de combate a Ucrania. La idea de fondo era recurrir a modelos MiG o Sukhoi en dotación a algunos de los países miembros —Polonia, Bulgaria y Eslovaquia—, ya que los pilotos ucranios están familiarizados con ese tipo de aparatos. Sin embargo, en los días sucesivos declaraciones de responsables políticos de esos países han proyectado dudas sobre la viabilidad de la operación.
“Se acumulan problemas de diferente tipo para esta operación”, razona Wezeman. “Por un lado, el hecho de que esta sí sería una entrega con un gran potencial ofensivo, y, por tanto, supone una mayor confrontación con Rusia”. Esto obviamente es un factor de peso. “Por otra parte, Bulgaria por ejemplo señala que si entregara esos aparatos se quedaría descubierta, y sería necesario que otros aliados la metieran bajo su paraguas”.
Drones armados
El suministro de los drones turcos es un aspecto de gran relevancia. El Bayraktar TB2 ha demostrado gran eficacia en combate en el conflicto entre Azerbaiyán y Armenia y las propias fuerzas ucranias los han utilizado en el pasado en los enfrentamientos en el Donbás. Se trata de un vehículo aéreo no tripulado con una envergadura de alas de 12 metros, capacidad de vuelo de hasta 27 horas y cargable con cuatro misiles a guía láser.
“Hasta donde sabemos, Turquía ha entregado una docena de estos aparatos”, explica Wezeman. “Se trata de un arma que sin duda reviste mucha utilidad en un entorno de gran dificultad para moverse en el espacio aéreo y con unas tácticas de las fuerzas terrestres rusas por las que asistimos a la conformación de grandes convoyes. Unos drones armados pueden hacer mucho daño en situaciones como esas. Pero Ucrania no tiene muchos, y también hay limitaciones en la munición”.
Sobre las nuevas entregas turcas pesan los cálculos geopolíticos, con una Ankara que en los últimos tiempos ha estado intentando reconstruir una relación con Moscú lastrada por múltiples motivos. “Kiev dice que recibirá más, pero estamos pendiente de una confirmación turca. Ankara afronta un difícil juego de equilibrios”.
Un tablero muy complejo, en el que cada movimiento tiene mucha relevancia, especialmente a la vista de la gran superioridad del armamento del que disponen las fuerzas armadas rusas.
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