No hubo acuerdo para pacto colectivo en MLB
Durante ocho días consecutivos, los dueños de equipo y los peloteros celebraron intensas reuniones y negociaciones buscando llegar a un acuerdo para un pacto colectivo, sin tener que dejar de celebrar partidos de la temporada regular, que originalmente se programó para comenzar el 31 de marzo.
Pero llegó la última propuesta de Grandes Ligas, previo a la fecha limite autoimpuesta, que en sentido general se parecía mucho al último pacto colectivo y los jugadores rechazaron la propuesta de forma unánime.
Grandes Ligas propuso un salario mínimo que aumentó en cerca de un 10 por ciento y que aumentaría US$10 mil en cada año del pacto colectivo, los jugadores buscaban un 35 por ciento de aumento, que los devolvería al sitial que tenían hace 10 años en comparación con la NBA y la NHL.
Los jugadores querían que el impuesto al balance competitivo se expandiera hasta US$270 millones. Los dueños respondieron con no pasar de US$220 en los primeros tres años del pacto, aumentando hasta US$230 millones en el quinto.
Los jugadores querían US$100 millones para repartir en jugadores preelegibles a arbitraje, la mejor oferta de los dueños fue de US$30 millones.
El tema de la manipulación del tiempo de servicio fue dejado de lado.
Esta es la tercera columna consecutiva en la que les comentamos que se iban a perder partidos porque las partes no iban a ceder lo suficiente.
Aunque se notó que hicieron un esfuerzo real en la última semana, la lentitud con la que se ha llevado el proceso desde que se produjo el tranque laboral el 1 de diciembre influyó en el resultado que hoy tenemos en nuestras manos.
Por primera vez en 28 años se perderán partidos de las Grandes Ligas por un impasse laboral.
En la rueda de prensa en la que el comisionado Rob Manfred anunció la cancelación de las dos primeras series de la temporada, expresó que ambas partes eran responsables de lo que estaba sucediendo, pero que seguirían negociando para tratar de buscar una solución.
Pero hay que recordar que esto no se trata de una huelga, que los dueños de equipo y la oficina del comisionado llamaron a un tranque laboral y que ni siquiera con jugadores de reemplazo podría celebrarse una temporada sin que antes los dueños hagan un movimiento de abrir las puertas de los campos de entrenamientos y demás.