El fideicomiso
¿Qué es eso del fideicomiso? ¿Con qué se come? ¿Para qué sirve? Por ahí andan las preguntas estos días en República Dominicana, tanto, que el presidente Luis Abinader tuvo que salir a hablar públicamente del concepto y desacelerar sus intenciones en esa vía con la planta eléctrica de Punta Catalina.
El fideicomiso es una figura legal que permite aglutinar sectores públicos y privados, de modo que la administración de un proyecto no recaiga exclusiva y plenipotenciariamente en una persona. Este recurso supedita la administración a un consejo de fiduciarios, que son los que se convierten en una suerte de vigilantes del patrimonio que tienen entre manos.
En concreto, robar o cometer ilegalidades en un fideicomiso es muy complicado, porque la diversidad de las personas que lo componen debería estar pensada específicamente para que eso no se dé. Y es ahí que las cosas se complican.
República Dominicana, al igual que otros países de la región, batalla a muerte contra la corrupción, un mal que carcome los cimientos de las economías del mundo entero. Encontrar figuras legales que, por lo menos, hagan más difícil los esquemas corruptos, no es sencillo y la administración de Abinader ha apostado a los fideicomisos como su caballo de batalla.
El problema ha estado en las maneras que se han usado, lo que ha dado pie a cuestionamientos sobre la finalidad del fideicomiso de Punta Catalina y traerá los mismos planteamientos en otros proyectos, como el de Pedernales.
Ahora, el pueblo no debe dejarse engañar ni por un lado ni por el otro. Si bien la velocidad que el gobierno buscó imprimirle al fideicomiso para Punta Catalina no estuvo bien, tampoco hay que convertir en una mala palabra el concepto de “fideicomiso”, porque no lo es.
Quienes ven que se les acaba la fiesta que ha significado Punta Catalina para dos o tres, han comenzado a minar un proceso que podría ser justo y razonable para la República Dominicana, sobre todo, de cara al futuro.
Ojalá y el diálogo en el Consejo Económico y Social rinda frutos, para que este diferendo social se aclare y Punta Catalina tenga una administración que la proteja de la corrupción. El fideicomiso no es una mala idea.