Corea del Norte dispara su mayor misil desde 2017
En vísperas de la llegada del nuevo año lunar, Corea del Norte ha retrocedido un lustro. Este domingo ha disparado lo que parece un misil de rango intermedio, el mayor desde 2017, el año en que una avalancha de pruebas de armamento balístico -y un ensayo nuclear- pusieron al mundo al borde de un conflicto militar entre ella y Estados Unidos.
El lanzamiento de hoy es el séptimo en lo que va de 2022, una racha de una intensidad que no se veía desde 2018, cuando un acercamiento hacia Corea del Sur y la apertura de negociaciones con Estados Unidos -que incluyeron tres cumbres entre el líder supremo norcoreano, Kim Jong Un, y el entonces inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump- llevaron a Pyongyang a proclamar una moratoria en sus pruebas.
Corea del Norte “ha estado a punto de destruir su moratoria”, ha indicado el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, en un comunicado emitido tras una reunión de urgencia de su Consejo de Seguridad Nacional. Según la Casa Azul, la presidencia en Seúl, Pyongyang parece haber adoptado un patrón de comportamiento “similar” al de 2017, cuando sus disparos de misiles alcanzaron frecuencias casi semanales. El próximo paso en esta escalada, considera el gobierno surcoreano, puede ser el abandono completo de esa moratoria y la reanudación del programa nuclear y de misiles de largo alcance.
Según el Estado Mayor surcoreano, el misil balístico de alcance intermedio lanzado este domingo alcanzó una altura máxima de 2.000 kilómetros y recorrió unos 800 kilómetros durante un vuelo de una media hora, antes de caer al mar de Japón, también conocido como mar del Este. El Gobierno japonés coincide en esos cálculos.
La última vez que Pyongyang disparó un cohete similar había ocurrido en 2017. Entonces, el ejército norcoreano lanzó un misil Hwasong-12 que alcanzó una altura de 2.111 kilómetros y recorrió una distancia de 787 kilómetros. Los expertos calcularon que, de haber utilizado un ángulo de lanzamiento que maximizara su trayectoria, ese proyectil podría haber recorrido hasta 4.500 kilómetros, lo que le hubiera permitido llegar a la isla estadounidense de Guam, en el Pacífico.
En lo que va de año, Corea del Norte ha completado dos pruebas de misiles hipersónicos y cuatro de misiles de crucero y balísticos de corto alcance. El súbito frenesí ha llegado cuando Pyongyang ha apuntado este mes que podría dar por zanjada su moratoria y reactivar sus pruebas, al no encontrar indicios de que el gobierno estadounidense vaya a cambiar sus “políticas hostiles”. Washington había impuesto una nueva ronda de sanciones contra funcionarios norcoreanos, la primera de la presidencia de Joe Biden, tras las pruebas de proyectiles hipersónicos este mes.
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El año pasado, dos después del estrepitoso fracaso de la cumbre de Hanoi con Trump que enterró el proceso negociador con Estados Unidos, Kim Jong Un reclamó a sus fuerzas armadas el desarrollo de nuevas armas estratégicas, incluidos misiles hipersónicos. En septiembre llevó a cabo la primera prueba con éxito de ese tipo de proyectil.
Desde entonces, el líder supremo norcoreano ha ido señalando un endurecimiento de sus posturas, tras haber llegado aparentemente a la conclusión de que el proceso negociador con Estados Unidos se encuentra en punto muerto y ninguno de sus conductores quiere meter una marcha.
A principios de enero Kim presenció una de las pruebas de misiles hipersónicos. Era la primera vez en meses que acudía a este tipo de actos, en un signo de su respaldo personal. La semana pasada inspeccionó una fábrica de munición que, según la agencia de noticias estatal norcoreana KCNA, desarrolla un “gran sistema de armamento” nuevo.
En un comunicado tras el lanzamiento de este domingo, el mando de EE. UU. en el Indo-Pacífico ha indicado que “condena esos actos y pide a Corea del Norte que se abstenga de nuevos actos desestabilizadores”. En Washington, el departamento de Estado subrayó que “como otras series de pruebas de misiles balísticos recientes por parte de Pyongyang, este lanzamiento representa una clara violación de múltiples resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y demuestra la amenaza que los programas ilegales de misiles balísticos y armas de destrucción masiva norcoreanos representan para sus vecinos y toda la región”.
Las pruebas norcoreanas llegan en momentos complicados para la región, dos días antes del Año Nuevo lunar que paraliza gran parte de Asia y cinco antes de que China, el principal aliado de Corea del Norte, inaugure los Juegos Olímpicos de invierno de Pekín. El 16 de febrero, Pyongyang conmemorará el 80 aniversario del nacimiento de Kim Jong Il, predecesor y padre del actual líder: en el pasado, Pyongyang ha efectuado pruebas de misiles en torno a esa fecha. Y en marzo, Corea del Sur celebra elecciones presidenciales para decidir el sucesor de Moon, que por ley no puede presentarse a la reelección y que durante su mandato ha sido el gran defensor de una política de acercamiento hacia el vecino del norte.
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