Podemos eliminar la pandemia
Una enfermedad que puede ser eliminada con vacunas, como es la COVID-19, puede hacerse desaparecer o al menos limitarla a su mínima expresión si se logra vacunar por lo menos al 70 % de las personas susceptibles de ser contagiadas. Eso lo sabemos.
En nuestro país, nos pusimos de acuerdo en que debemos vacunar a toda la población a partir los 5 años de edad con la vacuna que tenemos disponible, porque reconocemos que si bien la población infantil no es la más severamente afectada, llegó el momento de hacerlo comenzando por los niños con más riesgos. Aquellos que padecen alguna enfermedad crónica de base. ¿Con cuál vacuna comenzar? Con la que tenemos, que es la de los laboratorios Sinovac, que a través del tiempo ha demostrado ser muy bien tolerada.
Entre los 5 y 11 años están sin vacunarse cerca de un millón trescientos mil niños, y, aunque los vacunemos a todos, no alcanzaremos al 70 % de la población, porque todavía quedan cerca de cuatro millones de adolescentes y adultos incompletamente vacunados o sin haber recibido ninguna vacuna.
Las autoridades, las organizaciones civiles y militares y toda la sociedad dominicana al comenzar de este año, debemos tomar muy en serio este tema y hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que se logre la meta de tener inmunizada a la gran mayoría de nuestra gente. El mundo entero también debe despertar, porque mientras queden países rezagados y sin acceso a las vacunas, no se podrá contar la victoria final contra este nuevo virus.
Pero sí podemos limitarlo a su mínima expresión. Desde el Ministerio de Salud Pública y desde todas las dependencias del Estado, debe crearse una logística o infra estructura, con el personal que sea necesario, para exigir en todos los establecimientos públicos y privados el documento de vacunación. Solo hay que recordar la experiencia de octubre/2021 cuando el gobierno anunció que exigiría la tarjeta de vacunación para poder acceder a lugares públicos. Se llenaron los centros de vacunación, para quedarse de nuevo vacíos cuando la gente se dio cuenta que no existía una logística que pudiera hacer cumplir lo que se había anunciado.
Sin obligar a nadie a vacunarse, existe la manera de hacer entender a los no vacunados que el resto de la población, que es la mayoría, tiene el derecho a no ser contagiado. l