Biden predice que Rusia invadirá Ucrania y advierte de que lo pagará
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, señaló el miércoles que creía que el Kremlin iba a invadir Ucrania y advirtió de que pagaría por ello. Antony Blinken, su secretario de Estado, había alertado horas antes de que Rusia “tiene planes” de aumentar aún más sus tropas junto a las fronteras ucranias y que podría iniciar “en breve” una nueva agresión militar contra el estratégico país de Europa del Este. En el inicio de una gira diplomática destinada a disuadir a Moscú de cruzar las líneas rojas, Blinken viajó a Kiev para mostrar su apoyo al Gobierno de Volodímir Zelenski y renovó su promesa de duras sanciones en caso de otra invasión rusa. Mientras el Kremlin volvió a exigir a la OTAN y a EE UU garantías de que la Alianza Atlántica nunca admitirá a Ucrania ni a Georgia, Blinken, que se reunirá el viernes con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, advirtió a los ucranios de que deben prepararse para días difíciles.
Por la tarde, en una rueda de prensa en Washington, Biden fue más allá y predijo que Vladímir Putin iba a intervenir en Ucrania, pero creó confusión en torno a lo que consideraba una agresión grave y el calibre de la respuesta aliada ante una “incursión menor”, informa Amanda Mars. “¿Creo que pondrá a prueba a Occidente, a Estados Unidos y a la OTAN tanto como pueda? Sí, lo creo”, afirmó. “No estoy seguro de que él tenga decidido qué va a hacer, pero intuyo que va a intervenir, tiene que hacer algo”, añadió. “No ha visto nunca sanciones como las que he prometido que se impondrán [si lo hace]”, recalcó, pero envió señales borrosas al apuntar: “Una cosa es una incursión menor, que acabemos discutiendo [entre aliados] cómo responder, pero si hacen lo que son capaces de hacer con una gran fuerza en la frontera, va a ser un desastre para Rusia”.
Fue tal el desaguisado de la frase que la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, envió un comunicado poco después de la rueda de prensa para recalcar que cualquier traspaso de las fronteras ucranias se respondería con medidas “rápidas, duras y unitarias” por parte de Estados Unidos y los aliados. “El presidente Biden sabe por experiencia que los rusos disponen de un amplio manual de agresiones de tipo militar, incluyendo los ciberataques y las tácticas paramilitares. Y él [Biden] afirmó hoy que esos actos de agresión por parte de Rusia serán respondidos con una acción unitaria, recíproca y decisiva”, añadió.
Ucrania lleva ya ocho años en guerra en la región del Donbás contra los separatistas prorrusos, que reciben el apoyo de Moscú, que ya en 2014 se anexionó con un referéndum no reconocido por la comunidad internacional la península ucrania de Crimea. Ahora, la concentración de unos 100.000 soldados rusos en la frontera, a la que se siguen sumando militares y armamento pesado, unido a las elevadas amenazas dialécticas del Kremlin, han desatado una enorme crisis de seguridad en Europa del Este. “Sabemos que existen planes [de Rusia] para aumentar esa fuerza [militar] aún más en muy poco tiempo”, dijo Blinken en Kiev. “Y eso le da al presidente Putin la capacidad, también en muy poco tiempo, de tomar más medidas agresivas contra Ucrania”.
Este país, que junto a Georgia recibió la invitación para adherirse a la OTAN en 2008 —aunque a falta de reformas y consenso esa membresía está realmente muy lejana—, ha pedido a sus aliados occidentales más apoyo en materia de defensa, duras sanciones contra Rusia y también apoyo sobre el terreno. Blinken, que se reunió con el presidente Zelenski y con el ministro de Exteriores ucranio, Dmytro Kuleba, renovó la promesa de represalias contra Moscú, aunque sin concretar, y también garantizó que Washington continuará brindando a Ucrania apoyo en materia de defensa con un nuevo paquete de capital de 200 millones de dólares (unos 176 millones de euros). Sin embargo, EE UU no proporcionará armas ofensivas a Kiev y tampoco le ofrecerá fuerza militar directa. “Para dar pasos muy rápidos, para modernizar el Ejército, necesitamos ayuda aquí, especialmente ayuda en estos tiempos, tiempos difíciles”, pidió Zelenski.
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El ambiente es cada vez más sombrío y tenso, pero Washington y Kiev insistieron en que aún queda un trecho de vía diplomática por explorar. “Todos los países de la Unión Europea deben entender que, aunque el precio de disuadir a Rusia es alto, el costo de detener una nueva guerra será más alto”, recalcó el ministro de Exteriores Kuleba, que conversó por teléfono con el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, sobre las sanciones económicas que podría imponer Bruselas a Moscú y el apoyo adicional a Ucrania. Rusia, que vive el peor momento en sus relaciones con la Unión Europea, ha apartado deliberadamente a los Veintisiete de las conversaciones diplomáticas y ha tratado de aguar su papel en los debates sobre la arquitectura de seguridad en el Viejo Continente, alegando que prefiere tratar principalmente con Washington.
Borrell mantuvo el miércoles una conversación telefónica con Blinken, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y la presidencia polaca de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), en la que dialogaron acerca de la situación y sobre los esfuerzos diplomáticos para garantizar la seguridad en Europa. En la reunión, los participantes acordaron tratar de “identificar formas de resolver el conflicto a través del compromiso diplomático bilateral y multilateral, y presentando un frente transatlántico fuerte, claro y unido”, según un comunicado difundido por Borrell en su cuenta de Twitter.
El presidente francés, Emmanuel Macron, que junto a la excanciller alemana Angela Merkel unificaba el tono más pragmático con Moscú, pidió el miércoles al club comunitario que elabore un plan de “seguridad y estabilidad” para aliviar las tensiones con Rusia. “Deberíamos construirlo entre los europeos, luego compartirlo con nuestros aliados en el marco de la OTAN y después proponerlo para la negociación con Rusia”, dijo Macron en Estrasburgo en un discurso ante el Parlamento Europeo.
Estados Unidos, mientras tanto, busca contra reloj no solo desescalar la crisis, sino unificar un plan de contingencia y también acordar un paquete de posibles sanciones financieras que se impondrían a Rusia en el caso de una nueva agresión a Ucrania. Un enfoque unificado que Blinken se esforzó por resaltar en Kiev y que puede haber hallado un verso suelto con la propuesta de Macron. “La fuerza de nuestra diplomacia, nuestra disuasión y cualquier respuesta a la agresión de Moscú exige unidad entre aliados y socios, así como dentro de Ucrania”, dijo el secretario de Estado de EE UU antes de viajar a Berlín, donde se reunirá este jueves con el canciller Olaf Scholz y con los ministros de Exteriores de Alemania, Francia y el Reino Unido.
Washington y Bruselas acusan a Rusia también de agudizar la crisis sin motivo y de exigir demandas imposibles. En diciembre, Putin planteó a la OTAN y a EE UU un proyecto de tratado que incluye no solo el compromiso de que la Alianza (de la que España es miembro) renuncie a nuevos socios entre los países de la antigua URSS (como Georgia y Ucrania) sino que también exige que la OTAN y Washington paralicen toda actividad militar en Europa central (donde no tiene bases, pero sí despliega batallones plurinacionales en rotaciones en Polonia y los países bálticos), Asia central y el Cáucaso. Moscú ondea ahora la amenaza de “desplegar” material militar si no recibe respuesta por escrito a esas demandas. Un documento que Blinken, que prometió diplomacia “implacable” con Moscú, confirmó que no entregará el viernes a Lavrov en su reunión en Ginebra.
Putin, que aspira y maniobra para mantener su esfera de influencia en el espacio postsoviético, y que ha repetido que Ucrania y Rusia son un solo pueblo, unido por lazos étnicos e históricos sustanciales, acusa a la OTAN de amenazar la seguridad de su país y expandirse hacia sus fronteras. El viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, que encabezó la semana pasada las conversaciones diplomáticas con sus socios occidentales, que terminaron en un callejón sin salida, aseguró el miércoles que la situación es “crítica”.
En un foro de discusión en Moscú, Riabkov acusó a la Alianza Atlántica de usar Ucrania como “palanca de presión” contra Rusia y de “potenciar” el conflicto. “Estoy seguro de que no hay riesgo de que estalle una guerra a gran escala en Europa u otro lugar. No tenemos intención de atacar, organizar una ofensiva o invadir Ucrania”, dijo el viceministro. Los servicios de espionaje estadounidenses y ucranios creen que la amenaza puede llegar de manera subrepticia, y sostienen que Moscú puede estar preparando una operación de falsa bandera en forma de provocación en Donbás —donde se producen violaciones del acuerdo de alto el fuego constantes y el conflicto es cada vez más volátil—, para poder entrar de manera abierta en las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk a “defender” a los alrededor de un millón de personas que han recibido pasaportes rusos en los últimos años.
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