Resolución obliga a servidores públicos vacuna con 3 dosis
El Ministerio de Administración Pública (MAP) dispuso que los servidores del Estado deberán presentar una copia de su tarjeta de vacunación con por lo menos tres dosis contra COVID-19 para poder ingresar a sus puestos de trabajo.
Mediante la circular número 0036969, con fecha del 29 de diciembre, indica que la medida tiene efectividad al 31 de enero del 2022, cuando, además, deberán depositar una copia del documento en el Departamento de Recursos Humanos (RR.HH.) de la institución a la que pertenezcan.
Subraya que en caso de que no hayan recibido por lo menos las tres dosis, los servidores públicos deberán presentar cada lunes, a primera hora, de manera recurrente y antes de ocupar su posición de trabajo, una copia del resultado negativo de una prueba de PCR realizada el sábado o el domingo anterior. Esta disposición dejará de ser aplicable 14 días después que el empelado reciba su tercera dosis.
“A los servidores públicos que se nieguen a respetar la disposición y protocolos establecidos por las resoluciones y circulares vigentes, serán sujeto de aplicación de las sanciones que correspondan según la gradación de las faltas establecidas en el régimen disciplinario, previsto en el artículo 81 y siguientes de la Ley 41-08 de Función Pública”, advierte la entidad en un documento que fue publicado en su página web oficial.
Adultos mayores buscan vacunas y PCR
Benito Rodríguez, se despertó a las 5:00 de la madrugada. Pasó a recoger a su suegra Mercedes Jiménez, de 68 años, y desde Villa Mella llegaron alrededor de las 6:30 de la mañana al local del ministerio de Salud Pública con la esperanza de ser entre los primeros para realizarse una prueba de COVID-19.
“Mi hija (esposa de Benito) tiene COVID, ella fue allá el 24 y el 25. Ya le hicieron su prueba y salió positiva”, explicó Jiménez.
“Yo no le pregunté al seguridad, pero, entiendo que las personas de edad deberían tener preferencia”, dijo Benito luego de estar formados en fila por tres horas.
Betty Marquina, quien estaba detrás en la fila, fue a su vehículo y le ofreció una silla plegable a doña Mercedes para que no estuviera tantas horas de pie.
“Nosotros llegamos a las 6:00 de la mañana, pero aquí había gente desde las 5:00. La fila avanza y mucho. Hay unos vivos que quieren venir a esta hora y entrar de una vez, así no”, comentó Jorge Guerrero, de Manoguayabo, quien andaba con una silla playera que se la tomó prestada a su nieta, anteponiéndose al trajín que le esperaba.
Él y su esposa, Francisca, tomaron turnos para usar la silla mientras permanecían en la fila a la que también habían llegado tres horas antes. “Me derriengo si duro mucho parado. Es la edad, son 66”, añadió.
Sobre la vacuna, dijo que es “brutalidad de la gente no ponérsela”. Tanto él como su esposa tienen dos dosis y están esperando sanarse para la tercera.
En el puesto de vacunación del hospital Santo Socorro, Lidia María Gómez, de 79 años, estaba junto a su hija, Esther Pilarte, ambas colocándose su tercera dosis de vacuna anti COVID.
“Habíamos ido a varios puestos por la casa, pero ya no están y la traje aquí. A ella ya no le gusta salir de la casa”, dijo Esther mientras esperaban sentadas tras la colocación de la vacuna.
Sifilio Sánchez, de 84 años, llegó al hospital Moscoso Puello en un motor acompañado por sus hijos Andrés y Román. Camina sin bastón y habla con gran lucidez. El oriundo de Bonao está renuente a vacunarse contra el coronavirus y no tiene ninguna dosis.
Don Sifilio ha presentado algunos síntomas y sus parientes lo llevaron a realizarse una prueba para saber si se había contagiado de Covid.
“Yo fumaba y hace como siete años que lo dejé y sufro de los pulmones”, dijo el residente en Villa Mella, quien intuye que en marzo ya se infectó porque tenía dolor de cabeza fuerte, de garganta y fiebre. En ese entonces, no se practicó la prueba. “Al poquito tiempo me alenté”.
La presidenta de la Asociación Dominicana de Geriatras, Kénida Mieses, a propósito de las celebraciones de fin de año, pide tener especial cuidado con los envejecientes, cocinando bien sus alimentos de acuerdo a sus necesidades alimentarias o dietas especiales, evitar aglomeraciones y mantenerlos en un ambiente tranquilo, sin música alta y calmarlos ante posibles sobresaltos por fuegos artificiales