Reinaldo dirigió el Senado con autoridad, respeto y puntualidad
En su paso por la presidencia del Senado de la República, Reinaldo Pared Pérez contó siempre con el apoyo de sus colegas del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), lo que le facilitó dirigir los procesos que culminaron con la sanción de importantes leyes y dirigir la reforma constitucional del año 2010.
Con autoridad, Pared Pérez dirigía las sesiones ordinarias y extraordinarias del Senado, y en muchas ocasiones impidió enfrentamientos personales entre legisladores de su partido con los de la oposición, lo que le ganó el respeto de todos.
La puntualidad era otra cualidad del secretario general ad vitam del PLD. A las 4:00 de la tarde, hora de las sesiones, llegaba siempre primero, ocupaba su lugar y esperaba que se completara el quórum reglamentario para iniciar los trabajos.
En las sesiones corregía a los senadores cuando citaban mal algún artículo de la Constitución o del Reglamento Interno del Senado; también les llamaba la atención cuando se faltaban el respeto entre ellos.
En algunas ocasiones se mofaba de proyectos de leyes sometidos por sus colegas por la falta de importancia para la sociedad, como el que sometió el senador del PLD, José María Sosa Vásquez, para declarar el 7 de noviembre como el día de las comadres y los compadres.
“Yo no voy a votar por eso”, dijo Pared Pérez al leer la propuesta en la orden del día y reía a carcajada.
Se consagró con autoridad y paciencia cuando se conocía la propuesta de reforma constitucional sometida por el expresidente Leonel Fernández, en el 2010. Proyectada para concluirse en poco menos de tres meses, la Asamblea Nacional se tardó medio año para sancionarla.
Y eso que las transmisiones que inicialmente se hacían de las sesiones por televisión se suspendieron, pues de lo contrario el tiempo para modificar la carta magna se habría duplicado, pues los asambleístas “querían brillar” con extensas exposiciones.
Algunos senadores y diputados durante la reforma llamaban al al hoy fenecido exlegislador “Rafael Leónidas Pared Pérez”, porque con la autoridad y el mallete mantenía a todos a raya, y hasta mandó a que le apagaran el micrófono a Francisco Domínguez Brito porque se excedió en el tiempo reglamentario para hacer la exposición.
Su trato hacia la prensa acreditada en el Senado siempre fue respetuoso y aunque muchas publicaciones no le favorecían políticamente, nunca denostó el trabajo de los periodistas, ni les reclamó, pues decía que eso obedecía al contrapeso natural que debe existir en la sociedad.
El congresista no “barajaba pleito” y respondía de manera frontal a sus adversarios políticos, y también a sus compañeros de partido, lo que le ganó el mote de “pechito”.
Ese fue el Reinaldo Pared Pérez que conocí y traté por unos 13 años mientras hacía mi cobertura de las incidencias en el Congreso Nacional.