El diploma al más corrupto
Hay debates parlamentarios que pasan a la historia. Por la oratoria, por la profundidad de los argumentos, por la gravedad del momento, por lo que está en juego en ese determinado país. El de ayer se recordará, claro que sí… pero no tiene mucha gracia.
Entre las muchas anécdotas que han quedado de Winston Churchill hay una fantástica. Discutía a menudo con Lady Astor, la primera mujer en el parlamento británico, cuando era Primer Ministro. Durante un debate, Lady Astor declaró que si fuera ella fuera su esposa le pondría veneno en el té. Churchill respondió: “Señora, si yo fuera su marido… me lo bebería.”
Volviendo aquí, ayer el senador Yeb ofreció cinco diplomas al vocero del PRM, aludiendo a los casos de corrupción en marcha y nombrando al PLD el partido más corrupto… La corrupción -la privada y la pública- es tan profundamente hiriente, tan despreciable, que hacer chistes o burlarse es triste.
Legisladores de las últimas décadas y de todos los partidos tienen tanta culpa de la corrupción como funcionarios que han tenido despachos oficiales. Es fácil generalizar, pero injusto. El famoso hombre del maletín que compraba leyes y cerraba adendas no iba a Palacio a pagar: iba a la Asamblea. Ningún legislador lo denunció, ni siquiera anónimamente.
Peor. El senador Alexis Victoria Yeb advirtió a los dirigentes del PLD que era muy probable que la próxima semana se destapen nuevos casos por actos de corrupción que pudieran desencadenar otros apresamientos.
No debiera estar tan bien informado, si es verdad. No debiera ser tan temerario, si no lo es.