La tensión en Túnez se agrava tras destituir el presidente a otros miembros del Gobierno
Túnez ha amanecido este lunes sumido en la confusión respecto a su futuro. Horas después de que en la noche del domingo, de forma inesperada, el presidente, Kais Said, se arrogara poderes ejecutivos plenos, provocando la peor crisis institucional de Túnez desde la revolución democrática de 2011, cientos de personas se han reunido esta mañana frente al Parlamento para protestar. Varios enfrentamientos sacudieron las inmediaciones del edificio tunecino, entre seguidores del presidente y simpatizantes del principal partido, Ennahdha. Las fuerzas de seguridad no dejaron acceder al edificio en aplicación de las medidas impuestas por el presidente, que ha destituido al primer ministro, Hichem Mechichi, y ha suspendido un mes la actividad del Parlamento, a cuyo edificio no se ha permitido el acceso a nadie. La oposición mantiene una actitud desafiante frente a un acto que califican de “golpe de Estado”. Este lunes, además, Said ha anunciado el cese de los ministros de Defensa y Justicia, Ibrahim Bartaji y Hasna Ben Slimane.
Además, Saied anunció este lunes que suspende el trabajo en las instituciones públicas y extranjeras, que realicen labores administrativas, durante dos días, prorrogables. La orden excluye a las fuerzas de seguridad, el personal militar, el de aduanas y los trabajadores sanitarios, entre otros, según un comunicado de presidencia.
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Durante la madrugada de este lunes, Rachid Ghannouchi, presidente del Parlamento y líder histórico del partido moderado Ennahda, intentó entrar junto con otros diputados de diversos partidos en la sede parlamentaria, pero se lo impidieron miembros de las fuerzas de seguridad. Con el paso de las horas, y a pesar de unas tórridas temperaturas cercanas a los 40 grados y al hecho de que las calles estuvieran cortadas al tráfico, centenares de militantes islamistas se han acercado este lunes al Parlamento para protestar contra “el golpe de Said”.
“El pueblo quiere la apertura del Parlamento!”, y “Con nuestra alma y nuestra sangre nos sacrificaremos por la libertad!” han sido los eslóganes más repetidos entre los asistentes. En el transcurso de la jornada se han producido algunos altercados menores con los seguidores de Said y también con la policía. No obstante, la tensión no se ha desbordado y, de momento, no hay heridos graves ni tampoco ninguna víctima mortal.
“Espero que el pueblo de Túnez y la comunidad internacional no permitan que Said se cargue la democracia. Es inaceptable que un presidente pretenda gobernar él solo, violentando la Constitución”, comentaba Fathi, un veterano profesor de primaria y militante de Ennahda que acudió al Parlamento acompañado de sus dos hijos adolescentes.
Sin embargo, mayor preocupación que los altercados frente al Parlamento suscitó entre la sociedad civil el hecho de que se clausurara la oficina panárabe de la cadena Al Yazira, cercana a los postulados de Ennahda, así como dos canales de televisión locales que operaban con la licencia caducada. La libertad de expresión es una de las principales conquistas de la revolución de 2011 en Túnez, único país de las llamadas Primaveras Árabes que había conseguido superar las principales pruebas de su transición democrática.
Con la excepción del Partido al-Chab, de izquierdas y de ideología panarabista, el resto de los principales partidos políticos presentes en el Parlamento se han ya manifestado han condenado el golpe de fuerza de Said. La mesa de la Asamblea de los Representantes del Pueblo emitió un comunicado en el que denuncia que las medidas tomadas por el presidente Said “son contrarias a la Constitución”, por lo que deben ser consideradas “nulas”. El constitucionalista más prestigioso del país, Yad ben Achour, también se ha desmarcado del presidente, y no ha dudado en calificar la concentración en sus manos de todos los poderes como “un golpe de Estado en el verdadero sentido del término”.
En cambio, más tibia ha sido la reacción de la UGTT, la todopoderosa central sindical del país. A la espera de una reunión inminente entre su líder, Nureddin Tabubi, y el presidente Said, su secretario adjunto, Sami Tahri, ha exigido una hoja de ruta clara a Said que respete los procedimientos constitucionales. Según se ha filtrado a la prensa, existe división de opiniones en el seno del sindicato sobre un posible apoyo al presidente. La postura de la UGTT puede ser clave para el desarrollo de la crisis, así como también la de los países occidentales, un apoyo fundamental para un país que padece un grave crisis económica y sanitaria. De momento, las potencias que se han expresado lo han hecho con suma cautela, y se han limitado a llamar al diálogo entre las partes para solucionar la crisis.