El Congreso de Países Bajos considera genocidio los crímenes contra los yazidíes
El Congreso de Países Bajos ha reconocido este martes como un genocidio los crímenes perpetrados en Irak contra los yazidíes por el Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés). La organización terrorista considera a este grupo religioso, que es una minoría dentro del pueblo kurdo, como infieles y adoradores del diablo. En 2014, el ISIS invadió su tierra natal (mayoritariamente la provincia de Nínive, en el norte de Irak, en las regiones de Jabal Sinyar y Shaija) y esclavizó a las mujeres y las niñas, entrenó por la fuerza a los niños en el manejo de armas y asesinó a los hombres. El paso dado por la Cámara holandesa puede contribuir a llevar ante la justicia a los autores de los delitos. En 2019, el Servicio nacional de Inmigración holandés rechazó una media de 10 solicitudes mensuales de asilo cursadas por yazidíes, porque consideraba seguros los campos de refugiados abiertos en el norte de Irak.
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Hasta la fecha, el Parlamento Europeo, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa y la Cámara de Representantes de Estados Unidos, entre otros, han calificado también de genocidio las atrocidades cometidas contra los yazidíes. El Tribunal Penal Internacional, la única instancia internacional que persigue de forma permanente el genocidio y los crímenes de guerra y contra la humanidad, no se ocupa por ahora de ellos porque Irak no es miembro de esta corte. Para poder abrir una investigación preliminar debería pedírselo un Estado que haya aceptado la jurisdicción de esta corte, o bien hacerlo a petición del Consejo de Seguridad de la ONU. Karim Khan, actual fiscal jefe, dirigió el grupo encargado por Naciones Unidas de investigar precisamente los crímenes de ISIS contra la minoría yazidí. En su informe final, señaló que “hay pruebas convincentes de que se cometió un genocidio”.
El 3 de agosto de 2014, miembros de ISIS empezaron a expulsar a miles de yazidíes de sus hogares al norte de Irak. Para 2020, unos 300.000 miembros de la minoría vivían en campamentos en las regiones de Jabal Sinyar y Shaija. Cerca de 100.000 habían huido al extranjero, según los datos recogidos por organizaciones como Amnistía Internacional. Sus informes califican de “trauma colectivo” el sufrimiento de esta comunidad, cuyos miembros son considerados como una propiedad sujeta a compra venta por los yihadistas. En especial las niñas a partir de los nueve años y las mujeres. A partir de los 12 años, los niños eran trasladados a campamentos militares para ser adoctrinados y preparados para la lucha. El pasado febrero, tuvo lugar en Irak el primer entierro de víctimas de ISIS que habían sido arrojadas a fosas comunes por los yihadistas. Nadia Murad, la activista yazidí ganadora del premio Nobel de la Paz en 2018 asistió a la ceremonia. Secuestrada en 2014, pudo regresar a su tierra en 2017.