La Italia de Mancini llega lanzada al «sueño de Wembley»
Cuando hablaba del «sueño de una final en Wembley» antes de la Eurocopa, el seleccionador italiano Roberto Mancini intentaba mostrarse prudente. Ahora los ‘Azzurri’, sensación del torneo tras eliminar a Bélgica en cuartos (2-1), están a un paso: el martes juegan las semifinales contra España.
Italia dio un paso de gigante secando a Romelu Lukaku, resistiendo al talentoso Kevin de Bruyne y aprovechando la falta de velocidad de un equipo belga que sucumbió a los goleadores Nicolo Barella y Lorenzo Insigne (2-1) el viernes.
Revancha ante España
Ahora el escalón siguiente se llama España, el equipo que se proclamó campeón en 2008 y 2012, dejando en la cuneta a Italia, primero en cuartos y cuatro años después en la final.
Pero el camino recorrido y las sensaciones dejadas son ya un gran éxito, tres año y medio después del traumatismo que supuso no clasificarse para el Mundial de Rusia 2018, por primera vez en 60 años para la cuatro veces campeona mundial.
Desde entonces, la llegada de Mancini reactivó a la Nazionale, clasificada para la Eurocopa con un balance perfecto de diez victorias en diez partidos.
A los resultados se une la sorpresa de verla jugar bien, presionando en todo el campo y arrasando en la primera fase: Turquía (3-0), Suiza (3-0) y Gales (1-0).
Luego vino un necesario toque de atención para un equipo sin gran experiencia internacional, salvando sus centrales Giorgio Chiellini y Leonardo Bonucci, de 36 y 34 años, ante Austria en octavos, a la que derrotó 2-1 en la prórroga.
«No somos los más fuertes, pero esta Eurocopa no es para los más fuertes», subrayó el Corriere dello Sport en su editorial de este sábado, alabando la «unidad» del equipo construido por Mancini.
La impresión es similar en el otro gran deportivo, la Gazzetta dello Sport: «Mancini no tiene fenómenos, pero unidos se convierten. Un principio, sencillo, moderno y por tanto muy complicado de lograrlo, sobre todo en Italia».
El equipo de Mancini ha logrado un equilibrio casi perfecto entre defensa sólida, respaldada por el intratable arquero Gianluigi Donnarumma, y un ataque con múltiples opciones, capaz de hacer daño por el centro con Barella e Insigne, autor de un golazo ante Bélgica, o por las bandas, con Federico Chiesa y Leonardo Spinazzola.
Sin Spinazzola
Este último, quizás el mejor de Italia en el torneo, se lesionó de gravedad el viernes, con una probable ruptura del tendón de Aquiles, que podría alejarle de los terrenos de juego durante varios meses. Ya abandonó el grupo para someterse a exámenes en Roma.
Además Italia fue capaz de mantener su solidez y entusiasmo ante Bélgica, primera de la clasificación mundial.
«Es un paso más. Nos preguntábamos qué pasaría contra un gran equipo, el grupo ha respondido», señaló la leyenda de la Juventus Alessandro Del Piero en la televisión Sky Sport.
Italia tiene una racha de 32 partidos sin derrota (desde septiembre de 2018). Ahora le espera Wembley, el ‘templo del fútbol’, donde Mancini levantó hace diez años una Copa de Inglaterra como entrenador del Manchester City.
Pero allí también vivió una de sus grandes decepciones como jugador, la final de la Copa de Europa perdida con la Sampdoria ante el Barcelona (1-0) en 1992.