La libertad como patrimonio
El dominicano siente que lo llevan rápido, e incluso que debe frenar de golpe o devolverse. Cada día, muchos afanes, y se hablaba de uno por jornada.
En España, cuando no se encuentra entretenimiento mejor, se pone a Franco en la palestra. Aquí se acusa de lo mismo al gobierno con Trujillo.
No se entiende una razón, pero se le está criticando que haya celebrado el 60 aniversario del ajusticiamiento del sátrapa con bombos y platillos.
Que haya gastado millones en un documental sobre la Era que la perversidad dice que fue para beneficiar a una paniaguada.
La verdad que era más que necesario que el país se sacudiera y abandonara la pereza y reivindicara la libertad como patrimonio.
No se fortalece la democracia si no se abomina de la dictadura.
Los festejos fueron justos y apropiados, mucho más que quedaban a deber. Los sesenta años –año por año– no fueron tan glamurosos y discursivos como en la ocasión.
Pero, como siempre, un pelo en el sancocho.
Un monumento al 30 de Mayo agrietado y un museo de la Resistencia sin presupuesto. Situaciones que se cargan al Gobierno, aunque sean ajenas.
Un borrón en el cuaderno de la Patria.