La UE aprueba sanciones contra Bielorrusia en castigo por el “secuestro” del avión de Ryanair
El avión de Ryanair interceptado el domingo por Bielorrusia para detener a un opositor del régimen de Aleksandr Lukashenko ha dominado la primera jornada de la cumbre europea que se celebra este lunes y martes en Bruselas. Los líderes europeos han acordado redoblar las sanciones contra el régimen bielorruso como respuesta al insólito episodio que acabó con la detención de un periodista en ese país después de que las autoridades forzaran un aterrizaje de emergencia del avión en el que viajaba con rumbo a Lituania.
El Consejo Europeo ha acordado tres tipos de represalias contra el régimen bielorruso como castigo por un incidente que consideran gravísimo y que varios líderes europeos han llegado a calificar de secuestro, piratería aérea y terrorismo de Estado: ampliar la lista de dirigentes bielorrusos vetados en Europa, prohibir a las aerolíneas de ese país seguir volando a sus destinos europeos, entre los que figura Barcelona, y preparar una batería de sanciones económicas. El Consejo Europeo también ha hecho un llamamiento para que las líneas aéreas europeas eviten sobrevolar territorio bielorruso, algo que varias de ellas ya han empezado a hacer este mismo lunes.
Las sanciones llegan acompañadas de la petición de una inmediata liberación de Roman Protasevich, el periodista contrario al régimen de Lukashenko, y de su novia, la ciudadana rusa Sofia Sapega. Ambos fueron desembarcados en Minsk, después de que las autoridades bielorrusas desviasen el vuelo de Ryanair que hacía la ruta de Atenas (Grecia) a Vilna (Lituania), y no se les permitió continuar viaje.
En las conclusiones aprobadas por unanimidad por el Consejo Europeo se “condena el aterrizaje forzoso del vuelo de Ryanair, que puso en peligro la seguridad aérea” y se pide a la Organización Internacional de Aviación Civil que “investigue urgentemente un incidente sin precedentes e inaceptable”.
Las nuevas sanciones se sumarán a las aplicadas a Bielorrusia desde las elecciones de agosto del año pasado, unos comicios que, según la UE, dieron la victoria de manera fraudulenta a Lukashenko frente a la rival de la oposición, Svetlana Tijanóvskaya. Desde entonces, la UE ha sancionado a 88 altos cargos del régimen, incluido el propio Lukashenko. Todos ellos tienen prohibida la entrada en los países de la UE y están sujetos a una congelación de los bienes de que dispongan en territorio comunitario.
La maniobra de Bielorrusia con el avión de Ryanair ha indignado a la UE. “Lo que pasó el domingo es un escándalo internacional. Las sanciones estarán sobre la mesa”, anticipó Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, antes de la cita con los jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre que se ha celebrado este lunes en Bruselas. Horas antes, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, había etiquetado la operación como “secuestro” de un avión.
En vídeo, el primer ministro en funciones de Países Bajos, Mark Rutte, propone sancionar a la empresas estatales de Bielorrusia.
Al otro lado del Atlántico, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, exigió la liberación inmediata del periodista y aseguró que su Gobierno se está coordinando con sus aliados, entre ellos los responsables de la UE, de Grecia (de donde procedía el vuelo) y de Lituania (destino de la aeronave), según un comunicado del Departamento de Estado.
Ajeno a ese malestar, el Gobierno de Bielorrusia defendió la maniobra como una cuestión de “seguridad” para los pasajeros, ha cargado contra Occidente por “politizar” el caso y ha asegurado que colaborará con expertos internacionales “para descartar cualquier insinuación”. Minsk incluso esgrimió una supuesta amenaza contra la aeronave de Ryanair firmada por “soldados de Hamás” (el movimiento palestino) para dar la orden de desviar la aeronave. Así lo aseguró el director del departamento de aviación bielorruso, Artem Sikorsky.
El vuelo en el que viajaba el disidente bielorruso Roman Protasevich, que gestionó durante meses un conocido canal de Telegram, cubría el trayecto entre Grecia y Lituania. Las autoridades de Bielorrusia le ordenaron aterrizar en Minsk cuando sobrevolaba el espacio aéreo de este país, alegando una amenaza de bomba a bordo. Tras revisar el aparato, afirmaron que no hallaron explosivos y abrieron una investigación por amenaza de bomba falsa. Protasevich, de 26 años, sin embargo, quedó detenido en Minsk y también su novia, Sofía Sapega, una ciudadana rusa de 23 años, estudiante en la Universidad Europea de Humanidades de Vilna. El canal que gestionó Protasevich se convirtió en un objetivo del Gobierno de Lukashenko por sus informaciones sobre las protestas que estallaron el verano pasado en Bielorrusia para exigir la salida del dirigente bielorruso.
La Fiscalía de Lituania, país donde residía Protasevich en condición de asilado político, reaccionó con celeridad al anunciar que había abierto una investigación de lo ocurrido como un caso de secuestro.
Horas más tarde, los líderes europeos reunidos en Bruselas han adoptado las represalias. La oposición al régimen reclamaba desde hace meses un endurecimiento de las sanciones internacionales para dañar su viabilidad económica, dado que la prohibición de viajar a ciertas personalidades no le causa ningún daño. Los 27 acceden a estudiar un castigo mucho más severo y se muestran dispuestos “a adoptar nuevas sanciones económicas”. Para ello encargan al alto representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, “que presente las propuestas necesarias sin dilación”.
Fuentes comunitarias han indicado que el texto se ha aprobado rápidamente. Al acuerdo han contribuido el estupor y la indignación que ha provocado, según esas fuentes, la actitud de las autoridades bielorrusas, que pusieron en peligro la seguridad aérea y la de los 117 pasajeros a bordo del avión interceptado.
La novedad más inmediata del nuevo castigo será el veto a las líneas aéreas de Bielorrusia. Belavia, la aerolínea de bandera de ese país, opera en 21 aeropuertos europeos, entre ellos, Frankfurt, París, Ámsterdam o Barcelona. Este lunes, según los datos de la agencia europea de control aéreo Eurocontrol, unos 60 vuelos de Belavia han atravesado el espacio aéreo europeo.
El Consejo Europeo también ha hecho un llamamiento a las líneas europeas para que dejen de volar a Bielorrusia o de sobrevolar su territorio. Tres compañías europeas (Lufthansa, Air Baltic y Lot) operan 14 vuelos semanales con destino a Bielorrusia. Además, el territorio es sobrevolado por las rutas entre Europa y Asia, sobre todo, después de que se cerrase en 2014 el espacio aéreo del este de Ucrania tras el derribo con un misil de un avión de Malaysian Airlines procedente de Ámsterdam, lo que causó la muerte de las 298 personas a bordo.
La cumbre europea extraordinaria se había convocado con el objetivo de analizar la evolución de la pandemia de covid-19 y, sobre todo, para evaluar el camino a seguir en las relaciones con Moscú después de los continuos choques de los últimos años y de las incesantes provocaciones del régimen de Putin.
El debate sobre Rusia, previsto para el pasado mes de marzo, se aplazó a la espera de poder celebrar una cumbre presencial por considerar que requiere un intercambio franco y privado entre los líderes europeos. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha velado tanto por la confidencialidad de la negociación que este lunes pidió a los líderes europeos que accediesen a la sala del Consejo Europeo sin teléfonos móviles y sin ningún otro aparato electrónico para evitar posibles filtraciones durante las deliberaciones sobre Bielorrusia y Rusia.
A su llegada a la cumbre, la canciller alemana, Angela Merkel, reclamó una investigación internacional. Las explicaciones dadas por las autoridades bielorrusas para justificar el aterrizaje del vuelo “no son fiables”, argumentó. Los dirigentes bálticos reclamaron más firmeza. “Es un ataque sin precedentes contra la comunidad internacional”, sostuvo el Gobierno de Lituania a través de un comunicado. También el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, condenó el incidente “absolutamente inaceptable” antes de iniciar la reunión.
El consejero delegado de Ryanair, Michael O’Leary, calificó la operación para hacer aterrizar el avión el domingo, dirigida por Lukashenko —que mandó un caza Mig-29 para escoltar a tierra a la aeronave, según su servicio de prensa— como “secuestro patrocinado por el Estado”. “Parece que la intención de las autoridades era sacar a un periodista y a su compañera de viaje”, dijo O’Leary en una entrevista. El responsable de la aerolínea irlandesa recalcó además que Ryanair cree que en el vuelo viajaban también “algunos agentes del KGB” (el servicio secreto bielorruso, que todavía se llama como en los tiempos soviéticos) que se quedaron en el aeropuerto de Minsk y no continuaron el viaje.
Antes de la decisión comunitaria, varias aerolíneas europeas habían anunciado ya que evitarán el espacio aéreo bielorruso hasta que se aclare el incidente. De momento han adoptado esta medida Lufthansa, KLM, Air Baltic y la húngara Wizz Air.
El Gobierno británico solicitó a las compañías aéreas que eviten el espacio aéreo bielorruso “para mantener la seguridad de los pasajeros”, según comunicó el ministro británico de Transporte, Grant Shapps.