Metanol: un rastro que se disuelve hasta que causa la muerte
Llega mayoritariamente desde Estados Unidos, España, Países Bajos y Arabia Saudita. Se sabe quiénes son los importadores —unas 83 empresas en total, que lo suelen vender a la industria como insumos—, pero se desconoce por cuántas manos pasa el metanol una vez que entra al país.
En 2019, según los datos de la plataforma Trademap, ingresaron a República Dominicana alrededor de 3,146 toneladas de metanol por un valor de 1,484 millones de dólares. ¿A dónde fueron esas cantidades tras cruzar las fronteras dominicanas? No se sabe con certeza.
El metanol, que en realidad sirve como disolvente industrial y hasta como combustible, termina también en bebidas alcohólicas adulteradas, una situación que en abril ya ha causado casi tantas muertes como el COVID-19. El mes pasado fallecieron 132 personas y 343 que se intoxicaron por su ingesta, según los números que manejaba el Ministerio de Salud Pública hasta el 29 de abril.
Ahora el Gobierno promete, a través de la aplicación del Decreto 275-21 aprobado la semana pasada, rastrear toda la cadena de comercialización del metanol. La normativa indica que solo empresas formales podrán importar, y que tendrán que demostrar que el metanol se utilizará exclusivamente como materias primas e insumos industriales y, además, deberá ser desnaturalizado. Es decir, se le agregarán sustancias como benzoato de denatonio o tolueno para darle un sabor amargo que no permita que se confunda con el alcohol de las bebidas.
Las empresas que manejan metanol ahora serán inspeccionadas por la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) para certificar que los volúmenes se corresponden con los bienes producidos. Además, deberán registrar todas las cantidades de metanol que reciban y todo lo suministrado a otras empresas, incluso las mermas, que son las pérdidas que se puedan registrar por su evaporación natural o por su traslado.
Más consumo ilícito que antes
La firma Euromonitor International presentó un estudio el año pasado en el que revela que, en general, el comercio ilícito se incrementó durante la pandemia y que el alcohol no fue una excepción. Las medidas de los gobiernos para luchar contra la pandemia, que incluyeron cierres de negocios para evitar las aglomeraciones de personas, generaron “masivas rupturas y migraciones hacia el comercio ilícito”, según indica la firma en su informe.
Aunque no detalla un volumen de bebidas adulteradas que se hayan consumido en la República Dominicana —en la región se ingirieron 750 millones de botellas de un litro— el estudio señala que durante la pandemia del COVID-19 el comercio de bebidas alcohólicas ilícitas en el país creció un 9.4 %. Esto significa que República Dominicana fue, junto a Colombia, Brasil y México, el país donde más crecieron los ilícitos con alcoholes.
Una estructura que no logra un freno
De acuerdo con las normativas vigentes en República Dominicana, un total de siete instituciones tiene la potestad de realizar inspecciones para evitar la proliferación de las bebidas adulteradas en el territorio nacional: el Departamento Control de Bebidas Alcohólicas (Coba) del Ministerio de Interior y Policía, la Dirección General de Impuestos Internos, la Dirección General de Medicamentos, Alimentos y Productos Sanitarios (Digemaps) del Ministerio de Salud Pública, la Procuraduría General, Proconsumidor, la Dirección de Operaciones del Cuerpo Especializado de Control de Combustibles (Ceccom) del Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes y ahora la DNCD.
Adicionalmente, fuentes consultadas indicaron que, si bien el Inacif cuenta con el único laboratorio autorizado en el país para analizar las bebidas adulteradas, no tiene la capacidad tecnológica para caracterizarlas. Por ello, el Gobierno debe enviar las muestras de alcohol a un laboratorio que tiene la Dirección General de Aduanas. Se solicitó a esa entidad informaciones sobre los casos de mezclas adulteradas detectadas en sus análisis, pero no respondieron al momento de esta publicación.
En la mitad del país
La presencia de bebidas adulteradas alcanza a más de la mitad del país, según los datos que maneja el Ministerio de Salud Pública. La informalidad del negocio de este tipo de productos complica su control.
Pese a la proliferación de marcas de bebidas adulteradas que se han conocido desde que se empezaron a reportar los fallecimientos hace un mes, el número de empresas formales —con licencias oficiales como fabricantes de alcoholes— eran poco más de 30 a enero del año pasado, de acuerdo con los datos de la DGII. Allí hay destilerías, fabricantes de vinos y licorerías. Se solicitó el registro actualizado hasta la fecha, pero no se había recibido respuesta alguna al momento de esta publicación.
¿Qué hace que una destilería se quede al margen, que adultere o falsifique bebidas alcohólicas? Aparentemente, se trata de un tema de ganancias. Fuentes consultadas para este reportaje relataron que la tributación en las bebidas alcohólicas es sumamente alta, una alerta que han lanzado empresarios del sector desde hace años. Se estima que 70 de cada 100 pesos que cuesta una bebida alcohólica corresponden a impuestos que cobra la DGII.
El presidente del Centro Internacional de Impuestos e Inversiones, Daniel Witt, cree que el nivel impositivo se relaciona directamente con el número de fallecimientos que se registran por envenenamientos con bebidas alcohólicas adulteradas.
“La paradoja es que los funcionarios tienden a pensar que los impuestos más altos desestimulan el consumo de bebidas alcohólicas. Al contrario. Eso empuja al consumidor a buscar satisfacer su deseo con bebidas ilícitas porque son más asequibles”, dijo el experto a Diario Libre.
Con tripas de pollo y tinte de cabello
La fabricación de bebidas adulteradas en el país suele ser artesanal, pero fuentes del sector empresarial consideran que el nivel de distribución observado a través de los casos de intoxicaciones y fallecimientos en el último mes muestra una incidencia en más lugares que los registrados en años anteriores.
El problema de las bebidas adulteradas en República Dominicana ha sido una constante. La fabricación casera de adulteradas se vale de tintes de cabello para dar color y de restos de animales, como tripas de pollos y carnes molidas, para generar el metanol de manera natural. Pero consultados indicaron que cuando se produce metanol a través de estas vías no se alcanzan los niveles de concentración que han mostrado las bebidas decomisadas por las autoridades en las últimas semanas. “Te puedes intoxicar, sentirte mal, pero no te mata”, indicaron.
Los estudios que ha publicado el Ministerio de Salud Pública señalan proporciones de metanol en las bebidas adulteradas que han alcanzado niveles que varían desde un 40 % hasta un 90 % en algunos casos.
La mayoría de las muertes provocadas por estos alcoholes con metanol se han cebado en los hombres. No solo se trata de que son más fallecimientos, sino de que la letalidad es mayor.
Entre las mujeres solo 26 % de las intoxicaciones acaba en fallecimientos, pero en el caso de los hombres la incidencia mortal escala hasta un 42 %, de acuerdo con los datos que maneja el Gobierno.
Entre tanto, en la última semana las autoridades han llevado a la Procuraduría General al menos una docena de casos de negocios que expenden estas bebidas para tratar de impartir castigos.
Tráfico no es para todos
La DGII actualmente tiene en consulta pública una normativa para regular el sistema Tráfico, una aplicación que permite determinar el origen de las bebidas alcohólicas que se consumen. Pero la norma aplica diferencias entre los tipos de alcoholes: los importados no tendrán un plazo para colocar la etiqueta que permite a los consumidores identificar si se trata de una bebida legal, mientras que los fabricantes nacionales sí se verán obligados a ponerla en un máximo de seis meses.