¿Deporte?
No solo es un problema del béisbol. La presión sobre niños que no llegan ni a los doce años para cubrir las expectativas de sus padres (económicas o de otra índole) y convertirse en estrellas de un deporte ha sido denunciada por psicólogos y educadores.
Para los pequeños deportistas, la disciplina elegida debe considerarse como una vía de crecimiento físico y personal. Todos los beneficios que un deporte aporta al crecimiento psicosocial de un niño están bien estudiados y son innumerables. Pero la presión del dinero empieza ya, como lo explica el reportaje de Nathanel Pérez Neró en esta edición, a configurar la vida de niños incluso de 10 años.
Ya el deporte, para ellos, es una obligación. Sus padres han recibido fuertes sumas de dinero y su futuro está ya atado a unos compromisos de los que no se pueden escapar.
No es un tema deportivo, el sistema de protección de menores deberá estudiar lo que se denuncia como una práctica “que todo el mundo conoce” en ese mundo. Todos los valores que se suponen asociados al deporte… eliminados por un contrato en dólares.