Cuarenta días para perder la noción del tiempo dentro de una gruta francesa
«Para mí pasaron 23 días, no 40», aseveró la enfermera Emilie Kim-Foo, integrante de la expedición de 15 participantes de un experimento científico que terminó este sábado en una gruta de los Pirineos franceses para conocer mejor cómo se adapta el cerebro al aislamiento completo del exterior.
Desde la localidad pirenaica de Ariège, a pocos kilómetros de la frontera con España, este grupo de hombres y mujeres, de entre 29 y los 50 años, acabó con éxito los 40 días del experimento científico llamado ‘Deep Time Adaptation’, apoyado por centros de investigación de prestigio como el Inserm o el CNRS franceses.
«Todos están bien de salud y eso es lo más importante», anunció el líder de la expedición, el explorador franco-suizo Christian Clot, quien compareció ante los medios junto a sus compañeros, todos con gafas de sol y gorras o sombreros para protegerse de la luz natural que no vieron desde el pasado 14 de marzo.
Para el jefe de la misión, la mayoría de los participantes, despojados de cualquier referencia temporal como los relojes o la luz del día, pensaron que había transcurrido 30 o 31 días durante su encierro en la caverna de Lombrives.
«En nuestra cabeza, eran unos 30 días que habían pasado, así que acogimos con enorme sorpresa cuando vimos a los dos responsables para anunciarnos que la misión había acabado. Eso quiere decir que ha habido una diferencia del 25 % entre lo vivido por nosotros y por vosotros», refirió Clot, de 48 años.
Los participantes, de diferentes áreas laborales y muchos sin experiencia con la espeleología (ciencia que estudia las cavidades del subsuelo), pasaron los 40 días a 12 grados centígrados y una elevada tasa de humedad. No tuvieron contacto sobre el mundo exterior, sin móviles o relojes que les pudieses orientar.
«Me despertaron en plena noche, fue una sorpresa que acabase el experimento en ese momento», asumió François Mattens, de 35 años y director de negocio.
«Hubo un momento de silencio (cuando anunciaron el fin del experimento). Nos preguntamos, ¿qué pasa? Fue un momento de estupefacción», reconoció por su parte Marie-Carline Lagache, de 50 años y que se dedica a la bisutería.
‘VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA’
A través de aparatos de medición que portaban los participantes, «Deep Time Adaptation» busca saber cómo los cerebros y los cuerpos se sincronizan a un diferente entorno en el que cambian las nociones de espacio, de tiempo y de relaciones sociales. Los resultados están todavía en fase de análisis.
La áreas científicas que abarca este radical experimento van desde la cognición, a la psicología y psiquiatría pasando por la sociología. El experimento se produjo además cuando el interés por el impacto del aislamiento ha aumentado por los sucesivos confinamientos para luchar contra la covid.
La responsable de la gruta Lombrives, Catherine Blasco, destacó que el espacio, habitado al menos desde la Edad de Bronce, brinda ‘un paréntesis dentro del tiempo’ por su carácter ‘introspectivo’.
La caverna estaba dividida en varios espacios, uno de ellos dedicado a experimentos científicos y otro con una cocina, donde los 15 expedicionarios convivían. Durante las semanas de su particular confinamiento, no comieron alimentos frescos.
Algunos los miembros de la misión mostraron su tristeza por acabar el proyecto, al término del cual tendrán un seguimiento psicológico.
Varios coincidieron en identificarse con la experiencia narrada en el célebre libro de Julio Verne, ‘Viaje al Centro de la Tierra’ (1864), en el que se relata una intrigante expedición al interior de la tierra. EFE