Francia investiga como atentado terrorista un ataque mortal con cuchillo en las afueras de París
Francia vuelve a temblar ante la amenaza extremista. Un hombre asesinó este viernes a cuchilladas a una funcionaria de la policía en las afueras de París, en un ataque que las autoridades francesas investigan como terrorista. El agresor, identificado por la prensa como un hombre de origen tunecino de 36 años, también falleció tras ser abatido por agentes en la comisaría de Rambouillet donde se produjeron los hechos. En el mismo departamento de Yvelines, hace solo seis meses, era salvajemente decapitado el profesor Samuel Paty por un joven islamista de origen checheno, un atentado que sacudió profundamente al país.
El presidente francés, Emmanuel Macron, que regresaba del funeral del presidente de Chad Idriss Déby, aseguró en un mensaje en las redes sociales que el país no cederá en “el combate contra el terrorismo islamista”, algo que también afirmó sobre el terreno su primer ministro, Jean Castex.
“Nuestra determinación para luchar contra el terrorismo en todas sus formas está más intacto que nunca”, dijo Castex, quien nada más saber del ataque se desplazó hasta Rambouillet, al igual que el ministro del Interior, Gérald Darmanin, y otras autoridades locales. Unos mensajes firmes, pese a que todavía queda confirmar del todo la pista terrorista, que se enmarcan en un país que desde finales del año pasado ha sufrido tres ataques terroristas —este sería el cuarto— y en el que la seguridad será uno de los principales temas de la batalla electoral de cara a las presidenciales de 2022. La líder de ultraderecha Marine Le Pen, a la que las encuestas sitúan como principal rival de Macron ante las urnas, no dudó en aprovechar el nuevo ataque para reclamar la “expulsión de los clandestinos y erradicar el islamismo”. El Parlamento tiene que dar aún su visto bueno final a una controvertida ley contra el islamismo radical que propuso Macron el año pasado, tras los últimos atentados.
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La Fiscalía nacional antiterrorista ha abierto una investigación “por asesinato de persona depositaria de autoridad pública en relación con una acción terrorista” y por “asociación terrorista”.
El fiscal nacional antiterrorista, Jean-François Ricard, explicó que la decisión de asumir la investigación se debe a varios elementos que aumentan las sospechas de un trasfondo terrorista en el ataque, si bien aún se desconocen los motivos concretos de este. Según indicó, el “desarrollo” del asalto revela que el agresor tuvo que realizar una vigilancia previa del lugar del ataque. Otro indicio es el “perfil” de la víctima, una funcionaria de la policía, un cuerpo que en los últimos años ha sido objetivo reiterado de ataques terroristas. Finalmente, dijo Ricard, están también las “palabras del autor durante los hechos”. Según la Agencia France Presse, testigos oyeron gritar al agresor Allahu Akbar (Alá es grande) cuando se abalanzó sobre su víctima.
Los hechos se produjeron a las 14.20 del viernes en la comisaría de Rambouillet, a unos 60 kilómetros de París. La fallecida es una funcionaria de policía de 49 años que recibió hasta dos cuchilladas en el cuello cuando regresaba a su oficina en la comisaría. La mujer no ha sido oficialmente identificada, aunque en su mensaje el presidente Macron la llamó Stéphanie. Según la prensa, esta madre de dos adolescentes falleció en el lugar del ataque, pese a los esfuerzos de los equipos de emergencia.
El agresor, que también murió poco después de ser abatido a tiros por un agente de la comisaría de Rambouillet, ha sido identificado por varios medios como un tunecino nacido en 1984 y que llegó a Francia de forma irregular en 2009, aunque actualmente residía de forma legal en el país. El hombre no figuraba en ningún fichero policial por su posible radicalización, según la prensa francesa. “Por el momento, es imposible conocer sus motivos”, cita Le Monde a una fuente policial.
Tras el ataque, el Ministerio del Interior ha ordenado una vigilancia reforzada en todas las comisarías y gendarmerías del país. El nuevo ataque se produce cuando Francia aún no se ha recuperado de la oleada de atentados que la sacudió a finales de 2020. En septiembre, coincidiendo con el inicio del juicio por el atentado contra Charlie Hebdo en 2015 y con la decisión de la revista satírica de volver a publicar las caricaturas de Mahoma por las que había sido amenazada y atacada, un joven paquistaní atacó la antigua sede de la publicación en París, hiriendo de gravedad a dos personas. Un mes más tarde, el país quedó profundamente conmocionado con el salvaje asesinato del profesor Paty, que había mostrado en una clase de libertad de expresión unas caricaturas de Mahoma. Unos días después, tres personas murieron acuchilladas en una iglesia en Niza a manos de otro joven, un tunecino como el presunto agresor de Rambouillet, recién llegado a Francia de forma irregular.