El trato de Erdogan a Ursula von der Leyen irrita a la Comisión Europea
La escenografía también importa. Y la imagen de la reunión del martes en Ankara entre los líderes de Turquía y la UE es elocuente. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, entra al salón junto al jefe del Consejo Europeo, Charles Michel, y ambos se sientan en dos sillones para presidir el encuentro. Detrás queda la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, quien se queda de pie contrariada e incómoda y solo puede verbalizar un “ehmmm” al ver que no hay un asiento al mismo nivel que Michel para ella y que debe acomodarse en el sofá. El trato recibido por Von der Leyen, que tiene el mismo rango que el presidente del Consejo, ha provocado irritación en su equipo, que ha recibido el encargo de la presidenta de contactar con los responsables de ese protocolo para pedir explicaciones y asegurarse de que esa situación no volverá a repetirse.
La incómoda escena se produjo antes de una reunión de unas tres horas, durante las cuales se abordó, entre otros temas, la salida de Turquía del Convenio de Estambul, un tratado para combatir la violencia machista. Tras la reunión, Von der Leyen no rehuyó ese asunto. “Creemos que la retirada no es el gesto correcto en este momento”, afirmó la alemana en la rueda de prensa posterior al encuentro. “Es un tema en el que nunca nos cansaremos de insistir, porque obstaculiza el progreso, y deseamos una actitud diferente. No hemos podido convencer, pero instamos a Turquía a reconsiderar su postura”, agregó. Fuentes presidenciales turcas alegaron el miércoles por la tarde: “Se siguió el protocolo estándar durante la visita. La presidenta de la Comisión Europea no recibió un trato diferente. La delegación de la UE tampoco solicitó un arreglo distinto. En este tipo de situación, esperaríamos que los dos invitados acordaran la situación entre ellos“.
El portavoz de la Comisión Europea, Eric Mamer, no ha querido juzgar los motivos por los que Von der Leyen fue relegada en esa reunión. Tampoco ha especulado sobre si se trata de una actitud misógina de Erdogan respecto a la primera presidenta del Ejecutivo comunitario, teniendo en cuenta que en las reuniones con Jean-Claude Juncker sí se daba al luxemburgués un trato igualitario con el entonces jefe del Consejo Europeo, Donald Tusk, como demuestran varias fotografías de los encuentros que el presidente turco mantuvo con esos dos líderes europeos.
“La presidenta estaba claramente sorprendida, como se puede apreciar en los vídeos, pero decidió dar prioridad a la sustancia por encima del protocolo”, ha añadido el portavoz jefe. Aun así, Mamer ha sido claro: “El papel protocolario debe ser el mismo que el que se dispensa al presidente del Consejo Europeo […] La presidenta debería haber sido tratada de la misma manera que el presidente del Consejo Europeo y que Erdogan en cuanto a protocolo”. En su lugar, las autoridades turcas la sentaron al mismo nivel que al ministro de Exteriores de Erdogan, Mevlüt Cavusoglu.
Fuentes comunitarias explicaron que a la reunión no acudió el equipo de protocolo de Von der Leyen a causa de las limitaciones que impone la pandemia. De cualquier modo, la presidenta, que este miércoles estaba de viaje en Amán, ha solicitado a su equipo que pida aclaraciones a las partes involucradas en el desarrollo de ese acto en Ankara.
El jefe de protocolo del Palacio Presidencial turco es un funcionario del Ministerio de Exteriores, según explica un antiguo empleado, y, por tanto, es una persona versada en los protocolos de los diferentes países y organizaciones internacionales. El problema, quizás, se debe a que el escenario de estas reuniones en palacio está siempre preparado para encuentros bilaterales, o reuniones con jefes de Estado y de Gobierno acompañados por un ministro —de rango protocolario menor—. En cambio, no ha habido anteriores ocasiones en que los dos representantes de la UE fuesen recibidos allí por Erdogan. Sí que hubo reuniones entre los anteriores presidentes del Consejo Europeo, Donald Tusk, y de la Comisión, Jean-Claude Juncker, pero en escenarios diferentes y en encuentros informales: en los márgenes de la reunión del G-20 en Antalya (Turquía) en 2015, cuando los tres se sentaron en butacas similares, con Erdogan en medio, y en el edificio del Consejo Europeo en Bruselas en 2017, cuando Erdogan visitó a Tusk y a Juncker tras participar en una reunión de la OTAN. En ambos casos, se trataba de reuniones informales y no de visitas oficiales. Cuando Erdogan ha recibido a mujeres líderes de Gobierno, por ejemplo a la canciller Angela Merkel, ambos se han sentado en sillas equivalentes.
La imagen, sin embargo, ha despertado una enorme indignación entre la mayoría de los grupos del Parlamento Europeo. El Partido Popular Europeo ha denunciado a través de su cuenta de Twitter que “alguien debería avergonzarse por la falta de un asiento adecuado para Von der Leyen”. “La UE dio muestras de abrirse al diálogo, pero nos mantenemos firmes en nuestros valores. Las mujeres merecen el mismo reconocimiento que sus colegas masculinos”, ha añadido. “Primero se retiran del Convenio de Estambul y ahora dejan sin asiento a la presidenta de la Comisión Europea en visita oficial. Vergonzoso”, ha afirmado la líder de los socialdemócratas en la Eurocámara, Iratxe García.
Las críticas también han ido dirigidas al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, por no haber reaccionado ante el estupor expresado por Von der Leyen. La institución no ha atendido las preguntas de este diario al respecto. La eurodiputada del partido Renew (el partido de Michel), la neerlandesa Sophie in‘t Veld, ha denunciado que ese hecho fue “deliberado” y ha planteado a través de su cuenta de Twitter por qué Michel había permanecido en silencio ante ese trato. También el diputado de Los Verdes Ernest Urtasun (En Comú Podem) criticó a Michel. “Vergonzoso. Juncker nunca sufrió esa degradación en el protocolo en las reuniones con Turquía. Se podría haber esperado una reacción diferente de Michel”, ha afirmado.
A última hora de la noche, Michel difundió un mensaje en el que lamentó que “la estricta interpretación por parte de los servicios turcos de las reglas del protocolo” produjera “una situación angustiosa: el trato diferenciado, incluso reducido, de la presidenta de la Comisión Europea”. “Las pocas imágenes que se mostraron dieron la impresión de que yo hubiera sido insensible a esta situación. Nada más lejos de la realidad”, prosigue el presidente del Consejo. Según Michel, al percatarse de la situación “lamentable” decidió no “agravarla” con un incidente público y primar el contenido, que puede haber quedado eclipsado por lo que califica de “torpeza de protocolo”.