20 mil millones de dólares después…
Es insólito. 20 mil millones de dólares después (es el monto que se ha destinado del 4% del PIB a la educación hasta ahora) los rectores de al menos 33 universidades piden rebajar el nivel de las pruebas de entrada a los que serán los maestros de los niños dominicanos.
Hoy, el nivel de la mayoría de los aspirantes a ser los profesores del futuro inmediato no les permite pasar las pruebas de acceso a la carrera de magisterio. ¿Solución? ¡Bajemos el nivel! ¡Que entren to´!, que diría aquél…
No. Esta vez hay que plantarse. Si no vamos a empujar todos en la misma dirección, si van a prevalecer los intereses económicos de algunas universidades por encima del futuro de la educación… dejemos lo del 4% y concentrémonos en otra cosa. Solo el 12% de los niños dominicanos de tercer grado entienden lo que leen.
No pueden leer y sus profesores, obviamente, no saben enseñarles a leer. Pero estos rectores magníficos han decidido apostar por la mediocridad desde el primer escalón del magisterio. Para eso no hace falta el 4%.
20 mil millones de dólares después, las universidades (hay excepciones, ojalá se les escuche) y el ministro de Educación Superior se rinden, descartan el esfuerzo que implica la excelencia e igualan por abajo, lo que arrastrará después a la educación primaria y secundaria. Ese es el mejor camino para perpetuar la desigualdad social.
20 mil millones de dólares después las escuelas recibirán a los maestros que salgan de la decisión que se está a punto de tomar; una decisión basada en los estados financieros más que en los objetivos educativos.
(¿Habrá que cerrar las sombrillas amarillas para defender la educación a paraguazos?)