Resulta que no es la Iglesia que habla
La Iglesia no lo cuenta todo y confunde o se confunde con consecuencia parecida a la ocasionada por los policías de Villa Altagracia.
La moral vale igual que la vida.
El laico creyó por años que el Sermón de la 7 Palabras era la voz más íntima de la Iglesia de Cristo y que tenía igual significación que una carta pastoral.
Ahora resulta que no es la Iglesia que habla, sino curas que se desahogan en Semana Santa, echando pestes sobre los sectores que se les antoje.
Los periodistas, por ejemplo.
La apreciación no es caprichosa, la hizo un sacerdote que parece tener autoridad para decirlo, pues oficia en la Catedral.
Es bueno saberlo, aunque sea ahora, pues permitirá advertirse – de cara al futuro — sobre las leyendas urbanas que corren después de cada Viernes Santo.
Antes por las calles, en estos días por las redes.
Incluso, lo señalado por el padre Clark deberá tranquilizar a “ los humildes gorriones de los diarios ”, ofendidos por lo que dijera el padre Arsenio.
No hay que pedir cuenta al Episcopado, ni armar pleito Prensa e Iglesia. La mala fama fue obra de uno de tantos.
El Sermón extraña al padre Rubio, verdadero orador sagrado.