Detenido un miembro de la familia real de Jordania por una intentona golpista contra el rey Abdalá
La calma en el reino de Jordania, un islote de estabilidad en el convulso Oriente Próximo, se ha tambaleado este sábado con la inusual detención de al menos un miembro de la familia real en una aparente intentona de golpe contra el rey Abdalá II. La agencia estatal de noticias Petra informó del arresto “por razones de seguridad y amenaza a la estabilidad del país” de Sharif Hasan bin Zaid, perteneciente a la realeza hachemí; de Bassem Awadallah –antiguo jefe de la Casa Real, exasesor del monarca y exministro de Finanzas–, y de un número indeterminado de sospechosos.
En un primer momento, fuentes árabes incluyeron en la ola de detenciones al anterior príncipe heredero Hamza bin Hussein, hermanastro de Abdalá e hijo de la antigua reina Noor. El canal de televisión Al Arabiya también informó de la captura de “una veintena de jefes tribales cercanos al príncipe Hamzah y con lazos con el extranjero”. La agencia Petra desmintió posteriormente el arresto domiciliario del anterior heredero del trono y, en un comunicado citado por la agencia Efe, las Fuerzas Armadas reclamaron al antiguo heredero que se abstuviese de realizar actividades contra “la seguridad de Jordania”. Hamzah fue apartado de la línea de sucesión en 2004. El rey Abdalá designó posteriormente a su primogénito, el príncipe Hussein, como su sucesor en el trono hachemí.
En medio de la confusión reinante en Jordania, el príncipe Hamzah ha asegurado en un vídeo entregado por su abogado a la BBC que se encuentra bajo arresto domiciliario tras una operación desencadenada por las fuerzas de seguridad para aplastar las voces críticas de Jordania. El antiguo heredero acusa en la cinta a los actuales dirigentes del país de “corrupción, incompetencia y acoso a la disidencia” y niega que forme parte de una trama golpista.
En el vídeo difundido por la cadena británica, Hamzah asegura que recibió la visita del jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas en la mañana del sábado para informarle de que no podía abandonar su domicilio ni comunicarse o reunirse con otras personas. “Me dijeron, sin acusarme formalmente, que anteriores encuentros que mantuve o en mensajes en las redes sociales que los describían se habían expresado críticas contra el Gobierno y el rey”, sostiene en la grabación. El príncipe asegura además que él no es responsable del “desgobierno y la corrupción que prevalecen en el país desde hace 15 o 20 años, ni del descrédito de las instituciones entre los ciudadanos”.
Después de haber dirigido desde 2007 el Gabinete interno del Palacio Real, un órgano que cuenta con amplios poderes constitucionales, Bassem Awadallah fue el impulsor de las reformas económicas emprendidas en Jordania hace una década. El segundo detenido más relevante en la operación de seguridad tuvo que enfrentarse entonces a la resistencia de los clanes de la vieja guardia política jordana opuesta a sus reformas. Posteriormente fue designado enviado especial de su país en Arabia Saudí.
El Gobierno de Riad se apresuró a expresar su “pleno apoyo al rey Abdalá para preservar la seguridad en Jordania”. El Departamento de Estado de Estados Unidos también hizo público en una nota oficial el “completo apoyo” al monarca como “aliado clave” en Oriente Próximo. Los servicios de inteligencia jordanos, que constituyen un Estado paralelo dentro del Estado, ejercen desde hace un año grandes prerrogativas legales introducidas al inicio de la pandemia.
El origen palestino de la actual reina Rania, trasmitido a su hijo mayor y actual heredero del trono, abrió una brecha en la sociedad jordana tras la inesperada coronación de su esposo, Abdalá, en 1999. La mitad de la población del país es también de origen palestino, aunque los antiguos transjordanos, de raíz beduina, acaparan el poder sobre el Gobierno, la seguridad y la economía. Una emergente base social islamista vota también a los Hermanos Musulmanes, que tras años de boicoteo a las instituciones regresaron al Parlamento en 2016 y reconocieron el papel del rey Abdalá como figura unificadora de Jordania.
Abdalá ya tuvo que pactar su propia sucesión en el poder con su tío Hassan, ex príncipe regente, y nombrar hace más de dos décadas por decreto real como príncipe heredero a su hermanastro Hamzah. Entonces se produjo un pacto de familia para respetar la última voluntad de rey Hussein. Hamzah era el hijo preferido del fallecido monarca y de la reina Noor, su última esposa.