Un informe de la ONU concluye que Francia mató a 19 civiles durante una operación antiterrorista en Malí
Las fuerzas armadas francesas mataron el pasado 3 de enero a 19 civiles durante una operación antiterrorista en Malí, según un informe de la ONU publicado este martes. La afirmación es grave, ya que el documento indica que la acción pudo violar el derecho internacional. Y deja en entredicho las prácticas de la misión militar de Francia, desplegada en el Sahel desde hace ocho años sin que se vislumbre una estrategia de salida.
El ministerio francés de los Ejércitos cuestionó en un comunicado el rigor de la investigación de los expertos de Naciones Unidas, negó que el informe aporte “ninguna prueba que contradiga” la versión francesa, y reiteró que los muertos en el ataque eran yihadistas.
“El grupo golpeado por el bombardeo estaba mayoritariamente compuesto por civiles, que son personas protegidas contra los ataques de acuerdo con el derecho internacional humanitario”, señaló en un comunicado la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de Nacionales Unidas en Malí (Minusma, en sus siglas en francés), responsable de la investigación. “Este bombardeo suscita preocupaciones importantes en lo que atañe al respeto de los principios de conducta de las hostilidades, especialmente el principio de precaución, que obliga a hacer todo lo que sea prácticamente posible para verificar que los blancos son, en efecto, objetivos militares”.
La división de derechos humanos y protección de la Minusma abrió la investigación al día siguiente del ataque aéreo francés, que dejó “por lo menos” 22 muertos cerca de la localidad de Bounti, en el centro de Malí. El equipo de la Minusma, formado por 19 expertos -entre ellos, dos miembros de la policía científica de la ONU- debía aclarar la veracidad de las versiones que en seguida empezaron a circular.
Según la primera versión, respaldada por testimonios locales, las bombas cayeron sobre una boda con decenas de civiles. Francia defendió desde el primer momento una versión distinta: un dron localizó a dos individuos que se dirigían en moto hacia una reunión con medio centenar de supuestos miembros de la llamada Katiba Serma, vinculada a una filial local de Al Qaeda. Después de comprobar que no había mujeres ni niños en la zona, una patrulla de aviones Mirage 2000 lanzó tres bombas.
La Minusma, sobre la base de centenares de entrevistas y una visita al lugar de los hechos, solo da la razón a París en dos puntos: los muertos eran hombres y en la congregación había miembros supuestos de la Katiba Serma. El resto de conclusiones difiere de forma sustancial de las del Ministerio de los Ejércitos de Francia y lo dejan en mala posición.
El informe afirma que, de los 22 muertos, que tenían entre 23 y 71 años, 19 eran civiles y tres pertenecían a la Katiba Serma. Y recomienda a Francia “examinar de forma profunda” los criterios para lanzar ataques. Asimismo, sugiere “investigar posibles violaciones del derecho internacional humanitario y del derecho internacional de los derechos humanos, y, si es necesario, reparar a las víctimas y sus familiares”.
En su réplica, el Ministerio de los Ejércitos pone en duda la metodología de la Minusma, que presenta como poco fiable en comparación con la de las fuerzas armadas francesas a la hora de detectar objetivos y atacarlos. El comunicado sostiene que, en el informe de la ONU, no figura la identidad de los testimonios ni las condiciones en las que hablaron con los investigadores.
“Por eso”, deduce París, “es imposible distinguir las fuentes creíbles del testimonio falso de posibles simpatizantes terroristas o de individuos bajo la influencia o la amenaza de grupos yihadistas”. Y concluye: “En estas condiciones, el Ministerio de los Ejércitos estima que las alegaciones planteadas sobre la acción de la fuerza y sobre su integridad no están fundadas, y mantiene con firmeza su versión de los hechos”.
La incertidumbre sobre la presencia francesa
La llamada Operación Barkhane, que Francia puso en marcha en 2013 para frenar el avance yihadista hacia la capital de Malí, Bamako, amenaza con convertirse en una de esas guerras larvadas en las que nadie sabe definir la victoria. El presidente Emmanuel Macron siente la presión para reducir el número de soldados, hoy 5.100. La estrategia consiste en europeizar la misión, centrarse en la lucha antiterrorista y ceder responsabilidades a las fuerzas locales. En la última cumbre con los países del Sahel, en febrero, Macron descartó un repliegue inmediato, pero abrió la puerta a una futura “evolución” de la presencia francesa.