La imagen de un cubano ahogado en México al tratar de cruzar a EE UU muestra el drama de la inmigración
Un agente ilumina con una linterna un cuerpo con ropa deportiva que yace en la arena de Playas de Tijuana. El hombre, con la cara cubierta por su camiseta y el abdomen al aire, es un migrante cubano que acaba de fallecer exhausto al tratar de cruzar a nado a San Diego (California) bordeando la valla metálica que se adentra 100 metros hacia el mar que separa Estados Unidos y México. La escena, que tuvo lugar en la noche del martes y que inmortalizó un fotógrafo local, retrata una vez más el drama de los migrantes que arriesgan su vida para llegar a suelo estadounidense.
Según la Dirección de Bomberos de Tijuana, el fallecido, José Ramón N., tenía 43 años y trataba de llegar a Estados Unidos junto con otro migrante cubano que pudo ser rescatado con signos de hipotermia. Las autoridades locales han insistido en el peligro de ese cruce. “La gente piensa que la barda está muy cortita y cree que nada más es sacarle la vueltita. Sin embargo, ahí hay un oleaje extraordinario que hasta a un buen nadador lo puede sacudir y lo sumerge”, alertó el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana Municipal, Pedro Cruz Camarena, tras la muerte del cubano, según cuenta el diario El Imparcial.
Su muerte se produce mientras el foco político en Washington está puesto en la frontera entre Estados Unidos y México por el aumento exponencial en la llegada de menores no acompañados procedentes de Centroamérica. En términos generales, el número de indocumentados aprehendidos por la Patrulla Fronteriza ha repuntado en los últimos meses. En febrero de este año, las agencias fronterizas retuvieron a más de 100.400 migrantes. Pero la mayoría de ellos son devueltos inmediatamente a México acogiéndose al artículo 42 de la ley de inmigración, apelada por el expresidente Donald Trump hace un año para cerrar la frontera a nuevos casos de asilo por la crisis del coronavirus.
El Gobierno de Joe Biden ha mantenido vigente la medida, pero sí que está recibiendo a los menores de edad que llegan solos a la frontera sur para cumplir con dos leyes de protección a la infancia vigentes en su país, así como a algunas familias con niños pequeños cuando México no los acepta.
Sin embargo, en la mayoría de los casos los migrantes son expulsados, lo que está incrementando la desesperación de quienes llegan a la frontera sur de Estados Unidos esperando que el cambio de tono del mandatario demócrata respecto a su predecesor llegara acompañado de una mayor apertura.
En Tijuana, las autoridades locales han anunciado un aumento de la vigilancia en la zona de la playa donde está la valla para evitar que los migrantes sigan lanzándose al mar para tratar de llegar a Estados Unidos. El viernes pasado, los equipos de rescate recogieron el cuerpo de una madre hondureña que murió ahogada al intentar llegar a San Diego a nado y que dejó a dos niños huérfanos.
Aunque no todos los casos aparecen en los medios, las muertes de migrantes que arriesgan sus vidas en su desesperación por llegar a Estados Unidos son un goteo constante en la frontera. Algunas historias, como las de Óscar y la pequeña Valeria, padre e hija salvadoreños que se ahogaron en junio de 2019 tratando de cruzar el Río Grande, logran captar la atención pública por su crudeza. En otras ocasiones, como la de Jose Ramón, el cubano fallecido esta semana en Tijuana, hay un fotógrafo para retratar la realidad. Pero la mayoría de ellos serán simplemente los cuerpos de migrantes desconocidos que perecieron en su intento por buscar una vida mejor y cuyas historias nunca se conocerán.
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