La UE ofrece a Erdogan una nueva oportunidad de entendimiento
La Unión Europea ha vuelto a lanzar este jueves una nueva oferta de entendimiento al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan. Los 27, reunidos este jueves y viernes por vía digital, proponen a Turquía “una agenda positiva” para profundizar las relaciones comerciales; intensificar el diálogo sobre cambio climático, salud y lucha antiterrorista; y facilitar la movilidad de los ciudadanos turcos que desean entrar en territorio comunitario. El plan pretende mejorar las relaciones, gravemente deterioradas durante 2020, aprovechando los gestos de acercamiento de Ankara desde enero de este año. Pero la UE mantiene la advertencia de que adoptará sanciones y represalias comerciales si Erdogan vuelve al hostigamiento hacia socios comunitarios como Grecia o Chipre o si sus acciones militares en el exterior (como en Libia o Siria) ponen en peligro la seguridad del continente.
“La Unión Europea está lista para comprometerse con Turquía de manera progresiva, proporcional y reversible en un fortalecimiento de la cooperación en áreas de común interés”, señala la declaración aprobada en la cumbre europea que se celebra por vía telemática. El texto precisa que la oferta de colaboración está supeditada “a que la actual dinámica de desescalada se mantenga”.
La principal oferta de Bruselas es la posibilidad de revisar el acuerdo de unión aduanera que la UE y Turquía mantienen desde 1996 y que, tras impulsar el comercio bilateral y el comercio de Turquía con terceros países, parece haberse quedado desfasado. El acuerdo cubre bienes industriales, pero deja fuera productos agrícolas, el sector servicios y la licitación pública.
La reforma de la unión aduanera, pendiente desde hace más de un lustro, podría intensificar los flujos comerciales y ayudar a Ankara a fortalecer su economía. La UE es el principal mercado internacional de Turquía (42% de sus exportaciones) y el país de Erdogan es el quinto socio comercial del club comunitario, según los datos de la Comisión Europea.
Bruselas también ofrece al Ejecutivo de Erdogan retomar el diálogo a alto nivel, prácticamente interrumpido desde 2019, en temas cruciales como la salud pública, el cambio climático o la política antiterrorista.
La cumbre europea también ha respaldado la prolongación del acuerdo sobre migración, que desde 2015 ha financiado con 6.000 millones de euros la asistencia de los más de 3,6 millones de refugiados que alberga Turquía, casi todos sirios. La UE renovará ese pacto, por el que Ankara se comprometió a contener el éxodo sirio hacia Europa y a aceptar el retorno de los migrantes que llegasen irregularmente a Grecia procedente de sus costas.
Ankara, según Bruselas, está incumpliendo desde el año pasado el capítulo de readmisión y 1.450 personas se encuentran en Grecia a la espera de ser deportadas. Aun así, la UE considera indispensable renovar el acuerdo de 2015, cuestionado por numerosas organizaciones humanitarias.
La declaración de los Veintisiete se apoya en un informe elaborado por la Comisión Europea y por el alto representante de política exterior, Josep Borrell, en el que se hace balance de los numerosos gestos de apaciguamiento por parte de Erdogan y se recomienda incentivar esa actitud mediante algunas medidas de colaboración con Turquía.
La UE se dispone así a seguir una vía de diálogo que hasta ahora solo defendían con ahínco países como Alemania o España y que era observada con mucha reticencia por Grecia, Chipre o Francia. Los 27 optan por dar una nueva oportunidad a Erdogan, aunque lo hacen con gran desconfianza y con escaso entusiasmo. La Unión advierte a Turquía de que si se repiten las escaramuzas en aguas del Mediterráneo oriental o las provocaciones y hostilidades contra Grecia y Chipre, la confrontación política y comercial sería inevitable. “En caso de tales acciones, reafirmamos la determinación de la UE a utilizar todos los instrumentos y opciones a su disposición para defender sus intereses y los de sus Estados miembros, así como mantener la estabilidad regional”, señala el texto suscrito por los Veintisiete.
El informe de Borrel apunta, en caso de choque, a una ampliación de las sanciones ya en vigor por las actividades de exploración gasística de Turquía en aguas territoriales de Chipre. Ese régimen se aplica solo de momento a dos altos cargos de la petrolera turca TPAO, que tienen prohibida la entrada en la UE y están sujetos a la congelación de los bienes de que dispongan en territorio comunitario.
Pero la UE contempla también la posibilidad de llevar a cabo importantes represalias comerciales que se dirigirían, según el documento de Borrell, a puntos tan sensibles de la economía turca como el sector energético o el turístico.
Fuentes diplomáticas señalan, sin embargo, que “en estos momentos, nadie está planteando la posibilidad de imponer sanciones a Turquía”. Con diversos matices, casi todas las delegaciones coinciden en que la voluntad de acercamiento de Erdogan parece “genuina”. Y atribuyen el cambio, entre otras cosas, a la delicada situación de la economía turca y al relevo en la Casa Blanca, con la llegada de un nuevo presidente, Joe Biden, mucho más dispuesto a implicarse en las crisis regionales que su antecesor, Donald Trump.
La mano tendida de la UE llega tras varios meses de intensa labor por parte del jefe de la diplomacia europea. Borrell se ha empeñado en mantener abierto los canales de diálogo con Ankara a pesar de las duras medidas de Erdogan en materia de derechos humanos y libertades. El alto representante también ha tenido que capear la resistencia interna dentro del club comunitario, donde los socios más enfrentados con Turquía —Grecia y Chipre— desconfiaban de la política de apertura del español.