La Casa Real británica expresa su “preocupación” por las acusaciones de racismo de Enrique y Meghan
La presión ha resultado insoportable, e Isabel II ha tenido que saltarse su costumbre inveterada de ignorar toda polémica aireada en los medios. El palacio de Buckingham ha expresado este martes su “preocupación” ante las acusaciones de racismo vertidas por Meghan Markle y el príncipe Enrique en su entrevista con la periodista estadounidense Oprah Winfrey, y ha prometido que el asunto será tratado “privadamente por la familia”. La crisis desatada en la monarquía ha dividido generacional e ideológicamente a los británicos y provocado un duro golpe a la reputación de la institución.
Los duques de Sussex aseguraron que un miembro de la familia real expresó su temor a que el bebé que la pareja esperaba —hoy el pequeño Archie, de un año de edad— tuviera un tono de piel demasiado oscuro. Las declaraciones pusieron a la Casa de los Windsor en el ojo del huracán, y provocó una enorme división en la sociedad británica entre los que exigían una contundente aclaración de lo sucedido y los que acusaban a Markle de haber inflado con malicia una anécdota.
“Toda la familia ha mostrado su tristeza al conocer en toda su amplitud lo desafiante que resultaron los últimos años para Enrique y Meghan. Los asuntos suscitados, en particular el relativo a la raza, son muy preocupantes. Aunque los recuerdos sobre lo ocurrido pueden variar, nos los tomamos muy en serio y serán abordados por la familia de modo privado. Enrique, Meghan y Archie siempre serán miembros muy queridos de esta familia”, ha dicho un portavoz del palacio de Buckingham.
La Casa Real británica intentaba de este modo rebajar la presión de las últimas horas, no solo en el Reino Unido sino en todo el mundo. La opinión pública de Estados Unidos, donde la entrevista se emitió un día antes, ha respaldado mayoritariamente a los duques de Sussex y respondido con irritación a las acusaciones de racismo. En algunos países de la Commonwealth (Comunidad de Naciones) han surgido voces que replantean la relación con la Corona británica. Y la propia sociedad del Reino Unido se ha dividido al respecto. La encuesta exprés realizada por YouGov refleja que un 32% de los ciudadanos cree que el príncipe Enrique y Meghan Markle han sido bien tratados por la familia real, frente a otro 32% que opina lo contrario. Lo alarmante es que, entre los encuestados de 18 a 24 años, es un 61% el que se posiciona a favor de la pareja. Prácticamente a la inversa de lo que sucede con los mayores de 65 años. Una clara muestra de que la ruptura provocada por los duques de Sussex ha sacado a la luz una división no solo ideológica sino también generacional en torno a la monarquía. Solo la reina Isabel II, de 94 años, retiene una popularidad que el resto de miembros de la familia real han ido perdiendo.
El diario The Times aseguraba este lunes que el equipo de comunicación del palacio de Buckingham propuso a la reina que respondiera cuanto antes al incidente con un comunicado conciliador. La monarca, según el periódico, se resistió a ceder a las prisas y pidió más tiempo para reflexionar sobre el asunto. No pudo resistir más allá de unas pocas horas, antes un asunto que ha monopolizado el debate público y la información en los medios.
Las próximas horas serán decisivas para comprobar si la respuesta del palacio de Buckingham resulta suficiente para templar los ánimos. La oposición laborista ha reclamado una investigación pública sobre unos presuntos episodios de racismo que “no tienen cabida en el Reino Unido del siglo XXI”. “Todo esto está por encima de la familia real. Llevamos muchos años mirando para otro lado ante estos asuntos”, afirmó el lunes el líder de la oposición, Keir Starmer. El primer ministro, Boris Johnson, evitó en un primer momento entrar en la polémica. “Siento la mayor de las admiraciones hacia la reina y a su papel unificador del país”, decía Johnson este lunes. “En lo que se refiere a otros asuntos de la familia real, llevo mucho tiempo sin comentarlos y no pienso desviarme de esa posición”. Sin embargo, en las últimas horas se incrementaba el malestar en las filas conservadoras, y Downing Street ha permitido, sin hacer nada por reprobarlos, que algunos de los cargos del Gobierno se desfogaran. “La bomba no ha caído sobre el palacio de Buckingham, sino sobre la familia de Enrique. Enrique está haciendo que estalle toda su familia”, escribía en Twitter el secretario de Estado de Medio Ambiente, Zac Goldsmith.
La primera víctima de los Sussex
El periodista y presentador Piers Morgan lleva años de guerra declarada a Meghan Markle. Educado en la escuela de los tabloides amarillistas del magnate de los medios, Rupert Murdoch, ha sabido reinventarse en los últimos años como una figura popular al frente del programa Good Morning Britain de la cadena ITV. Desde esa plataforma, era habitual que lanzara improperios y soflamas inflamatorias contra los Duques de Sussex, y en especial contra Markle. El lunes, después de que la entrevista con Oprah Winfrey fuera emitida en Estados Unidos, Morgan acusó a la pareja de haber “arrojado basura contra la Monarquía”. Ofcom, el organismo británico que regula las televisiones, llegó a recibir más de 40.000 quejas de los espectadores por el tono vitriólico del presentador. Un comunicado público de ITV anunciaba este mismo martes que Morgan “había decidido que era el momento de abandonar el programa. La cadena ha aceptado su decisión. No hay nada más que añadir”.