Suiza aprueba por un estrecho margen prohibir el burka en sus calles, según los sondeos

Suiza aprueba por un estrecho margen prohibir el burka en sus calles, según los sondeos
Cartel a favor de la prohibición del burka en la localidad suiza de Oberdorf, el pasado febrero.URS FLUEELER / EFE

Los votantes suizos han aprobado este domingo por un escaso margen de un 52% prohibir la ocultación del rostro en espacios públicos en todo el país, según las estimaciones a partir del escrutinio, ya avanzado. La iniciativa popular que partió de la derecha nacionalista, dirigida principalmente contra el burka (prenda que cubre todo el rostro y cuerpo) y el niqab (deja solo los ojos al descubierto) entre mujeres musulmanas, que apenas se ven en sus calles, ha cosechado un apoyo más claro en zonas conservadoras y el no se ha impuesto en grandes áreas urbanas com Zúrich, Basilea o Ginebra. Pero la propuesta, rechazada por el Gobierno federal y la mayoría de partidos, se ha inclinado ligeramente a favor del sí en amplias zonas y ha dividido a los votantes, que no necesariamente han seguido las consignas partidarias.

La aprobación supone un éxito para los ultranacionalistas del SVP (Partido Popular suizo, en sus siglas en alemán) tras varios fracasos seguidos en las urnas contra sus iniciativas para imponer reglas draconianas de expulsión de personas migrantes que delinquen o la anulación de la libre circulación de personas con la UE. El SVP, la formación con más escaños en el Parlamento federal, ha tocado la fibra de la preocupación por el fundamentalismo islámico, que considera una amenaza para Suiza y sus valores. Aunque la iniciativa oficialmente la impulsó el llamado Egerkinger Komitee, el grupo está vinculado con el SVP y miembros del partido forman parte de él. El grupo se centra precisamente en combatir la supuesta “islamización de Suiza”, y ha vinculado a las portadoras de burka o niqab con el eslogan “parar el extremismo” en sus carteles.

Las musulmanas con velo integral que habitualmente se ven en el país son mayoritariamente turistas de la región del Golfo. No hay cifras oficiales sobre las residentes que visten estas prendas, pero un reciente estudio de la Universidad de Lucerna reduce el número de portadoras de niqab a entre 20 y 30 en el país —y ninguna con burka—. Tanto el Gobierno federal (un órgano colegiado de los principales partidos) como una mayoría de partidos rechazaron así la prohibición, al considerar que se trata de un “fenómeno marginal” en Suiza. La iniciativa, además, no ayuda a combatir el extremismo o el terrorismo, abundaron los detractores, y ha recurrido a la defensa de los derechos de la mujer -una cuestión en la que no ha destacado la derecha nacionalista- para azuzar el sentimiento antimusulmán.

Cerca del 5% de la población de 8,6 millones de habitantes del país es musulmana, mayoritariamente con origen en los Balcanes y Turquía. Grandes organizaciones como FIDS, que agrupan a numerosos centros musulmanes, han rechazado la prohibición, al considerar que burkas y niqabs no son un problema en Suiza.

El Gobierno federal ha impulsado una alternativa que habría entrado en vigor de rechazarse la iniciativa, y que preveía que solo se obligara a descubrir el rostro en casos en que fuera necesaria una identificación de la persona y nuevas ayudas para fomentar la igualdad. La ley ya castiga a quien pretenda forzar a alguien a vestir las prendas musulmanas, han recalcado los partidarios del no, que no ven que enviar una señal desde Suiza a los países que imponen estos velos integrales sirva a las afectadas.

Los votantes, sin embargo, han decidido apoyar la prohibición, que ahora deberá legislar cada cantón o región. Dos ya la impusieron por su cuenta haciendo uso de su autonomía legislativa: El Tesino en 2016 y el cantón de San Galo en 2019. En los dos casos, han sido escasas las multas a turistas por llevar las prendas musulmanas. En el caso del Tesino, incluso han sido más los castigos a manifestantes o hooligans en eventos deportivos.

La iniciativa del Egerkinger Komitee también prevé el veto a enmascararse en estos casos, así como excepciones por necesidades sanitarias o en el interior de los centros religiosos.

Un quincena de cantones ya vetan taparse el rostro en protestas o eventos deportivos de masas. Así, y aunque no mencionara directamente al islam, la iniciativa aprobada este domingo se ha centrado en burkas y niqabs.

Para el diputado del SVP Walter Wobmann, presidente a su vez del Egerkinger Komitee, con la aprobación de la iniciativa “comienza por fin el debate sobre el islam político extremista”, según ha declarado a la televisión pública SRF. El comité ya logró en 2009 que el 57,5% de los votantes aprobara la prohibición de construir minaretes en el país. Esta vez el apoyo ha sido claramente menor. En países del entorno como Francia, Holanda, Austria o Bélgica ya rigen normas antiburka, aunque estos se han enfrentado a ataques yihadistas de los que Suiza hasta ahora se ha librado.

La activista Saïda Keller-Messahli, de origen tunecino y que se ha destacado en la campaña a favor del veto, considera el resultado un no a una ideología totalitaria que no debe tener espacio en una democracia, según la citan medios suizos. Por contra, los Verdes, que rechazaron la prohibición, han avanzado en el periódico Tages-Anzeiger que apoyarán a las mujeres que se opongan a quitarse el niqab si acuden a los tribunales. Tanto Verdes como socialista han defendido que la libertad religiosa y el deseo de las afectadas de vestirse como quieran debe prevalecer, que la iniciativa es islamófoba y la prohibición no aporta nada al debate o los problemas reales.

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