La catarsis de la vacunación; crónica del segundo día
La población ha respondido al llamado de las autoridades para que toda persona de 70 años en adelante pueda ser inoculado. Sin embargo, las vacunas se agotaron.
A tempranas horas de la mañana, en el recinto de Santo Domingo de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), las vacunas ya se habían agotado desde antes de haber llegado, y la desinformación reinaba entre las personas que se aglomeraban en la entrada, “que ya no hay vacunas, que volvamos mañana”, decía una señora mientras se alejaba de la puerta.
6:00 a.m. Justo a esa hora comenzó el recorrido, donde ya había personas haciendo la fila, esperando que el personal llegara para inscribirse y comenzar con el proceso.
7:00 a.m. Comenzaron a llegar los estudiantes y los doctores responsables de la jornada de vacunación en su segundo día. Dejaron entrar a las personas ordenadamente a la explanada donde se iniciaría el proceso de inoculación. Muchos envejecientes se abrigaban hasta la cabeza por la fuerte brisa.
8:00 a.m. Sale una joven con un altoparlante y se acerca a los mayores que están en la puerta y dice que ya superaron su capacidad y que no había vacunas, pero las vacunas no habían llegado. Muchos se fueron y otros se quedaron en la fila, porque según, ellos “ya tenían mucho rato esperando”.
8:20 a.m. Alguien sale nuevamente, identificada con una camiseta de la entidad, y parándose sobre un muro dice: “Sí, hay vacunas para todos, pero para evitar aglomeraciones, no podemos entrarlos a todos juntos”, y el rumor se corrió hasta el final de la fila que llegaba hasta la Abraham Lincoln.
9:00 a.m. Alguien más sale y comienza a entrar por grupo a los que están afuera haciendo la fila. En ese momento se escuchan las alarmas de un camión de la policía escoltando una guagua blanca donde el personal de Salud Pública cargaba las dosis destinadas a ese recinto. 600 en total.
9:10 a.m. De inmediato los estudiantes de medicina comienzan a llamar a las personas mayores a través de “un listado”, mientras por los laterales de la explanada comenzaban a entrar personas que estaban siendo vacunadas sin tan siquiera estar en la lista. Los adultos mayores comienzan a enojarse.
9:20 a.m. Familiares de los envejecientes se paraban a preguntar por su turno, mientras algunos llenaban las hojas de consentimiento informado, donde se detallaban las comorbilidades de quienes serían vacunados.
Adultos mayores esperan su turno para recibir la vacuna china Sinovac contra la COVID-19 hoy, durante una jornada de vacunación masiva para personas mayores de 70 años, en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, en Santo Domingo (República Dominicana). (EFE)
10:00 a.m. “Si no se callan, me llevo las vacunas”. Mientras los envejecientes comenzaron a gritar en voz alta que estaban entrando a vacunar a personas que acababan de entrar al recinto, una joven tomó el micrófono y dijo: “si no se callan, me llevo las vacunas y suspendo el proceso ahora mismo”, y la vacunación se detuvo por 30 minutos.
10:30 a.m. “Que nos pongan la vacuna”. Mientras los envejecientes esperaban a que se reanudara el proceso, se escuchaba una pequeña manifestación entre los que esperaban afuera para poder vacunarse “que nos pongan la vacuna”, “esto se ha salido de control”.
11:00 a.m. Llamaron a una señora de 76 años que comenzó su turno a las seis de mañana. Minutos después, recibió su primera dosis, y mientras esperaba el tiempo establecido antes de poder retirarse dijo: “Ojalá que cuando me toque la segunda dosis ya se hayan organizado mejor”.