El coronavirus ha dejado más de 3,000 fallecidos en la República Dominicana, pero más allá de esa dolorosa cifra, el país ha sufrido bajo los embates de los daños colaterales que alcanzan diversos aspectos de la vida. El COVID-19 afectó la economía, desplazó a los estudiantes de sus centros de estudios y sumió al país en una especie de parálisis que afecta el ánimo y la paz mental de los ciudadanos.La vacuna, que promete poner bajo control la pandemia, es una luz al final de un largo túnel y la esperanza del salir del hartazgo, típico de la covidianidad.