Un agravio innecesario
El gobierno del PRM quiso la corona de la inmortalidad, pero la oposición del PLD dijo que no se iba a poder. Uno deliró, el otro se precipitó.
La campaña electoral volvió a sus buenas y sin que el presidente terminara la rendición de seis meses que –por lo contado– se llevará cuatro años.
Más que Abinader, Bacharach y su musical Promises, promises, y no en Brodway, sino en el augusto salón de la Asamblea Nacional.
¿Por qué las bancadas del partido de la estrella amarilla se les fueron alante a la dirección, en una competencia que no tuvo mucho sentido ?
Si Temo iba a hablar ¿ a qué entonces los legisladores ? Habría que averiguar si fue por decisión propia o mandado por la organización que pensó que lo que abunda no daña.
Aunque la acción, fuera uno u otro talante, lució descortés, un agravio innecesario a un visitante cuya ocasión era memorable.
Debieron dejar que concluyera sus palabras, que se marchara y fuera lejos para entrarle como la conga, como al enemigo malo.
Se supone que el anfitrión debe ser políticamente correcto y comportarse en casa, pues hay oportunidades que no se pintan calvas, pero sí nobleza obliga.