El príncipe heredero saudí aprobó el asesinato de Khashoggi, según el informe desclasificado de la inteligencia de EE UU
La Casa Blanca ha hecho público el informe de la inteligencia estadounidense sobre el asesinato en 2018 de Jamal Khashoggi, periodista crítico con el régimen de Riad, en el consulado de Arabia Saudí en Estambul. El texto concluye, tal como ya se había adelantado, que el heredero al trono y líder de facto saudí, Mohamed Bin Salmán, es responsable del crimen. El Departamento de Estado ha informado a los congresistas, según Reuters, que este mismo viernes por la tarde anunciará acciones en respuesta por la ejecución de quien fue columnista de The Washington Post y residente en el Estado de Virginia.
“Concluimos que el príncipe heredero de Arabia Saudí Mohamed Bin Salmán aprobó una operación en Estambul, Turquía, para capturar o matar al periodista saudí Jamal Khashoggi”, resume el informe en su arranque.
Bin Salmán consideraba al periodista una amenaza para Riad, según el documento difundido este viernes. El informe desclasificado, de tres páginas y fechado el 11 de febrero de 2021, confirma las conclusiones a las que llegó la CIA en las pesquisas que llevó a cabo en las semanas posteriores al asesinato del 2 de octubre: que la operación en la que un escuadrón de la muerte viajó a Estambul, engañó a Khashoggi para que acudiera a realizar un trámite al consulado saudí y, en el interior del mismo, descuartizó brutalmente al periodista con utensilios forenses, fue aprobada por el heredero al trono de Arabia Saudí.
Las conclusiones, dice el informe, se basan en el control que Bin Salmán ejerce sobre todas “las tomas de decisiones en el reino”, la “implicación directa de un consejero clave” y de miembros de su propio equipo de seguridad en la operación, así como “su apoyo del uso de medidas violentas para silenciar a disidentes, incluido a Khashoggi”. “Desde 2017, el príncipe heredero ha tenido un control absoluto sobre las organizaciones de seguridad e inteligencia del reino”, añade. “El príncipe heredero veía a Khashoggi como una amenaza al reino y apoyaba de manera general el uso de medidas violentas, si estas eran necesarias, para silenciarlo”.
El informe aporta poco más que las conclusiones de las agencias de inteligencia estadounidense que ya se conocían. Pero su publicación oficial, lo inequívoco de sus conclusiones y la brutalidad de los hechos descritos tienen el potencial de sacudir las relaciones entre Estados Unidos y su tradicional aliado saudí.
La Administración de Joe Biden ya había anunciado que cumpliría con la exigencia legal y haría público el informe desclasificado de sus agencias de inteligencia, a lo que el expresidente Donald Trump se resistió. La publicación abre simbólicamente una anunciada nueva etapa en las relaciones entre Washington y Riad, y supone una clara ruptura con la tibieza exhibida por la Administración Trump ante el brutal asesinato de un periodista residente en Estados Unidos.
El presidente Biden mantuvo el jueves una conversación telefónica con el rey Salmán Bin Abdulaziz, de 85 años, y no con Bin Salmán. El cambio de interlocutor lanzaba un mensaje de cambio: mientras la Administración de Trump trataba con el príncipe heredero, Biden ha optado por considerar que el rey sigue siendo el líder del país y que el canal de comunicación oficial de su hijo, en calidad de ministro de Defensa, deberá ser con el jefe del Pentágono. En la nota que publicó la Casa Blanca sobre la llamada entre Biden y el rey Salmán no se menciona el nombre de Khashoggi, pero se indica que el presidente “ha afirmado la importancia que da Estados Unidos a los derechos humanos universales y al imperio de la ley”.
La Casa Blanca ha explicado que la nueva Administración se dispone a “recalibrar” su relación con el aliado árabe, al que en el pasado se le han tolerado comportamientos poco respetuosos con los derechos humanos. Biden ha expresado públicamente su compromiso con Arabia Saudí y sus necesidades defensivas en la región, pero a principios de este mes ya anunció que Estados Unidos dejará de apoyar la ofensiva militar saudí en la guerra yemení, conflicto que calificó de “catástrofe humanitaria y estratégica”.
Biden se mostró duro con Riad durante la campaña electoral, lanzó críticas a la familia real y dijo que haría que los saudíes sean tratados “como los parias que son”. Ahora, ya en la Casa Blanca desde el 20 de enero, tiene sobre la mesa sus propias promesas electorales acerca de la limitación de la venta de armas al país y la exigencia de cuentas sobre el asesinato del periodista. “Hay una gama de acciones sobre la mesa”, explicó el jueves la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, preguntada sobre la posible respuesta de Estados Unidos.