Eviten el nepotismo. ¡Anjá! ¿Y es tan fácil?
Darío Castillo era tenido como hombre afable, pero ahora, como ministro de la Administración Pública, además de afable, ameno.
Pide a los funcionarios que no nombren familiares en las dependencias puestas a su cargo. Esto es, que eviten el nepotismo.
¡ Anjá ! ¿ Y es tan fácil ?
Una ley lo impide, e incluso podría hacerse una circular que advierta de los riesgos y que informe de las consecuencias.
Aunque toda legislación se presume de conocimiento y aplicación general, no se le pueden pedir peras al olmo.
El olmo se molesta, dicen.
Eso de los parientes es un problema serio y debiera rediscutirse a nivel de Estado, pero sin perder de vista un elemento colateral. Tal vez anecdótico, pero muy decisivo.
El dominicano nace con un empleo público debajo del brazo, y esa situación se resuelve de muchas maneras, pero principalmente cuando papá, hermano, tío o compadre llegan al poder.
La sangre quizás no llama, pero el interés se antoja y presiona. Al allegado que se niegue a complacer, lo echan del círculo.
Lo desheredan.
La exhortación es oportuna, pero no basta, pues si la política es clientelista ¿qué mejor cliente que un familiar ?