Donald y la danza del sable
Dos potentes imágenes han quedado para la historia. En la primera, festiva, incluso cómica, el presidente sigue los movimientos de una danza guerrera, sable en mano, acompañado del anciano rey Salmán. En la segunda, grave e incluso enigmática, de nuevo juntos el rey saudí y el presidente de Estados Unidos, al que se ha sumado su dictador preferido, el egipcio Abdel Fatah Al Sisi, imponen sus manos sobre una esfera terrestre iluminada, como si fuera un conjuro, en el acto de inauguración de un pomposo Centro Global de irónico título, a la vista de quienes son sus fundadores, puesto que su objet…
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