México busca ganar peso internacional con la protesta por el reparto de vacunas

México busca ganar peso internacional con la protesta por el reparto de vacunas
Miembros de la Guardia Nacional custodian la llegada de vacunas de Pfizer-BioNTech a México, este martes.CARLOS JASSO / Reuters

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, siempre ha sostenido que la mejor política exterior es la política interna. Este miércoles su Gobierno ha dado un paso dirigido a ganar protagonismo internacional denunciando ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el reparto desigual de las vacunas contra la covid-19. El canciller, Marcelo Ebrard, situó al país en una posición de liderazgo regional al pronunciarse en nombre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Pero al mismo tiempo les habló a los mexicanos, que sufren una de las tasas de mortalidad más elevadas del mundo y retrasos en la campaña de vacunación.

“Instamos a los países a evitar el acaparamiento de vacunas”, reclamó Ebrard en el Consejo de Seguridad, del que México es miembro no permanente hasta el próximo año. El ministro de Relaciones Exteriores solicitó también acelerar las entregas de las dosis comprometidas por el mecanismo multilateral Covax y “privilegiar la distribución a los países de menores recursos”. El hecho de que el calendario de inmunización en América Latina, con algunas excepciones como la de Chile, esté muy atrasado con respecto a los ritmos de los países más desarrollados no es objeto de debate. Tampoco lo es que los envíos hayan tardado en llegar. Colombia, por ejemplo, cuyo Gobierno ha exhibido en varias ocasiones su gestión de la emergencia sanitaria, aplicó este miércoles la primera vacuna.

El canciller también presentó a México como un país privilegiado, al menos dentro de la región. “Hemos logrado estar entre los pocos que tienen acceso a vacunas con el apoyo de la Unión Europea, de la India, de China. Muchas gracias a todos, pero tenemos que ver por todos los demás y los que tenemos posibilidades tenemos que ser solidarios con los que no las tienen”, manifestó. Estos elementos, unidos al fondo de la denuncia, modifican aparentemente la estrategia diplomática adoptada hasta ahora por López Obrador, quien ha evitado llevar la voz cantante en los grandes debates geopolíticos de Latinoamérica.

Sin embargo, lo que a primera vista puede parecer un cambio de postura se produce en un contexto preciso. Los mexicanos llevan un año asistiendo a un combate contra la pandemia de coronavirus con resultados erráticos. El país es el quinto del mundo, después de Perú, Ecuador, Kazajistán y Bolivia, con mayor exceso de fallecimientos: más de 300.000, es decir, 234 cada 100.000 habitantes, según un cálculo de EL PAÍS. La saturación de los hospitales es una constante desde hace meses. La economía se desplomó un 8,5% el año pasado, a pesar de que en el último trimestre de 2020 se registró un repunte. A eso se añaden algunas manifestaciones del presidente, especialmente polémicas, como la de que la mascarilla “no es indispensable”. Incluso se negó a recomendarla, la semana pasada, justo en una de sus primeras apariciones tras superar la covid.

El Gobierno ha estipulado la compra de unos 234 millones de vacunas con AstraZeneca, Pfizer, Sputnik V, Sinovac y CanSino. Aun así, después de administrar la primera dosis el pasado día de Nochebuena, el país estuvo semanas sin recibir nuevos envíos y acaba de empezar la campaña de inmunización masiva de los mayores de 60 años . El desafío es enorme y consiste en vacunar gratuitamente a casi 120 millones de personas. Pero de momento, solo 750.000 han recibido al menos una dosis.

“Hay un par de temas a considerar. El primero sí es una realidad y es este acaparamiento de vacunas, si algo ha hecho la covid es exhibir las desigualdades existentes tanto al interior de nuestras sociedades como en distintos países”, señala Mauricio Meschoulam, docente de la Universidad Iberoamericana y experto en relaciones internacionales. “Los datos se están manifestando. Sí se tiene que hacer una denuncia. Ahora, efectivamente México está tratando de ser una voz líder en este mundo, especialmente en América Latina y Caribe tratando de aglutinar el apoyo de varios países y presentar liderazgo”, continúa. En su opinión, “es un papel que se vio años atrás y una línea de política exterior que contrasta un pco con la visión de López Obrador”. “Este Gobierno siempre le está hablando a una audiencia interna, cuando Ebrard habla sí es cierto que denuncia una realidad, pero, mirándolo un poco más en su conjunto, también existe esa cuestión de que se le está hablando a una audiencia interna”, considera.

México celebra además en junio elecciones intermedias que renovarán la Cámara de Diputados y a los gobernadores de 15 de las 32 entidades federativas. La campaña electoral se desarrollará aún en plena crisis sanitaria y el Gobierno quiere jugar tanto dentro del país como fuera. La nueva bandera contra una distribución de las vacunas se enmarca un contexto de choques diplomáticos, sobre todo con Washington. La exoneración del exsecretario de Defensa Salvador Cienfuegos, detenido en California y extraditado el pasado noviembre, pese a las acusaciones de narcotráfico, tensó las relaciones con Estados Unidos. A eso se añadieron unas declaraciones de López Obrador que ningunearon las investigaciones de la agencia antidrogas de ese país, la DEA; el retraso en el reconocimiento de la victoria de Joe Biden frente a Donald Trump; y, en el terreno económico, el plan energético del presidente, que lamina la inversión extranjera en el sector eléctrico y ha sido duramente criticado por Estados Unidos.

Ebrard trató de recuperar este miércoles la iniciativa ante el mundo y ante los mexicanos. “Reitero”, enfatizó el canciller, “a nombre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños este llamado para acelerar el acceso a vacunas a Covax y reducir el acaparamiento evidente que estamos enfrentando toda la comunidad internacional”.

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