Canje de prisioneros entre Israel y Siria tras una relación proscrita en los Altos del Golán
El escenario de tensión y violencia de Oriente Próximo también registra a veces episodios humanitarios, incluso rocambolescos. Dos prisioneros sirios —pastores que traspasaron hace unas semanas la frontera— fueron devueltos el jueves por Israel a su país con la mediación de Rusia. A cambio, el Gobierno israelí espera la inmediata liberación de una joven de una población judía ultraortodoxa que había penetrado en territorio de Siria por su propia voluntad, según informaciones de la presa hebrea, “tras haberse enamorado de un ciudadano sirio”. El Ejército de Siria se encuentra técnicamente en guerra con Israel desde que nació en 1948.
En plena campaña para las legislativas del 23 de marzo, las cuartas en menos de dos años, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, convocó el martes de urgencia una reunión secreta del Gabinete de Seguridad. A las pocas horas, todos los medios israelíes aireaban el caso de una mujer judía de 25 años que había sido arrestada tras haber cruzado a territorio del país árabe por los Altos del Golán (meseta siria ocupada por Israel desde 1967), una de las fronteras más vigiladas del mundo.
La joven, que fue arrestada por una patrulla siria en las inmediaciones de Quneitra, no ha sido identificada. Solo se sabe que procedía de la localidad de Modiin Illit, feudo ultrarreligioso y asentamiento de colonos en Cisjordania, también bajo ocupación militar desde la Guerra de los Seis Días. El incidente toca lo más profundo de la fibra emocional de la sociedad israelí. Sobre todo después de que el diario Yediot Ahronoth desvelara que había atravesado la Línea Púrpura, que hace las veces de frontera, por un amorío proscrito con un enemigo.
El miércoles, el consejero de seguridad nacional del Gobierno hebreo, Meir Ben Shabbat, voló a Moscú para negociar su puesta en libertad con la intermediación de Rusia, principal aliado del presidente Bachar el Asad en la guerra siria. “Trabajamos para salvar su vida”, enfatizó Netanyahu en declaraciones a la radio. “Estoy utilizando mis conexiones con el presidente (Vladímir) Putin para solucionar este asunto”.
A primera hora de la tarde del jueves, el Ejército israelí informó que, por orden del Gobierno, había entregado los dos pastores sirios a delegados de Cruz Roja en el puesto fronterizo de Quneitra, controlado por una fuerza de observadores de Naciones Unidas. Se sospechaba de ellos como agentes infiltrados de Hezbolá, el partido-milicia proiraní de Líbano.
Sin embargo, SANA, la agencia de noticias estatal de Siria, había informado la noche anterior de que la joven israelí iba a ser intercambiada por dos presos sirios en Israel. Identificó a uno de ellos como Diab Kahamuz, condenado en 2018 a 14 años de prisión por introducir explosivos en nombre de Hezbolá en la localidad de Ghajar, una aldea originalmente siria que hoy está dividida en dos mitades por la Línea Azul de separación entre Israel y Líbano.
La prensa siria también citaba a Nihal al Maqt, una mujer drusa (minoría religiosa de Oriente Próximo) de Majdal Shams, pueblo de los Altos del Golán ubicado en la misma divisoria de separación con Siria. Fue condenada a tres años de cárcel, que últimamente cumplía en régimen de arresto domiciliario, tras haber sido acusada de espiar los movimientos de las tropas israelíes para informar a sirios e iraníes.
La prensa hebrea apunta a que la joven israelí puede ser liberada en las próximas horas. Parece haber viajado desde Damasco a Moscú antes de tomar un vuelo especial con destino al aeropuerto de Tel Aviv. Allí aguardan agentes del Shin Bet (seguridad interior) para interrogarla sobre su entrada voluntaria en territorio enemigo. El misterio rodea las circunstancias que hicieron posible su paso, en pos de una supuesta aventura romántica, por una frontera con un gran despliegue de fuerza militar, sistemas de vigilancia electrónica y una sucesión en cadena de vallas, alambradas, verjas y campos de minas.
De acuerdo con la información publicada por Yedioth Ahronoth, la prisionera se define como una activista del pacifismo, y en el pasado ya intentó penetrar por su cuenta en la franja de Gaza, territorio palestino sometido a bloqueo por el Ejército israelí, que entre 2008 y 2014 libró tres guerras a gran escala en el enclave costero.
El acuerdo para intercambiarla por detenidos sirios se ha visto frenado por la negativa de los prisioneros Kahamuz y Al Maqt —que han expresado su voluntad de regresar a sus localidades de origen, Ghajar y Majal Shams— a ser entregados a las autoridades de Damasco.
No es la primera vez que Rusia media entre israelíes y sirios. En 2019, también en vísperas de unas elecciones, Putin oficializó en el Kremlin ante Netanyahu la entrega de los restos de un
militar israelí dado por desaparecido en 1982 en la guerra de Líbano y cuya pista se había perdido en Siria. En una emotiva ceremonia en el Ministerio de Defensa ruso, se efectuó la entrega de los efectos personales del soldado en un ataúd cubierto por la e
nseña israelí.
La identidad de los restos del sargento tanquista Zachary Baumel, dado por desaparecido en el valle de la Bekaa libanés, fronterizo con Siria, fue confirmada por expertos forenses israelíes. Los cadáveres de otros dos militares hebreos que intervinieron en la batalla de Sultán Yacub entre carros de combate de Israel y Siria siguen aún en ignorado paradero.
El Estado judío considera un imperativo moral la localización de sus soldados desaparecidos en combate. La tumba de Baumel fue localizada en el campo de refugiados palestinos de Yarmuk, en la periferia de Damasco, después de que el Ejército sirio desalojara de su interior a las milicias del Estado Islámico que lo controlaron durante parte de la guerra tras expulsar a las milicias palestinas.