A Trump le enerva el abogado que intenta defenderle en el ‘impeachment’
Una de las novedades de este impeachment es el silencio presidencial, el del actual inquilino de la Casa Blanca, el demócrata Joe Biden, y el del expresidente y acusado, Donald Trump. El primero hace como si el juicio no ocurriese, mantiene la agenda y no dice ni mu, al segundo le han bloqueado las redes sociales y tampoco está haciendo uso de otros canales para manifestar su sentir. Los labios sellados del republicano son tal vez lo que más chirría en Washington después de cuatro años de algaradas. ¿Qué hubiese tuiteado el día que Mitch McConnell, el jefe de los republicanos en el Senado, le atribuyó culpa por el asalto al Capitolio? ¿Qué hubiese dicho de los 10 congresistas que votaron a favor de juzgarle? Sin necesidad de Twitter, lo que sí se sabe es que la actuación de su abogado este lunes, primer día del proceso, le ha sacado de quicio.
Bruce L. Castor llamó la atención de la Cámara (para mal). El abogado comenzó su intervención con un lapsus, presentándose a sí mismo como fiscal, y continuó centrando el argumento en la libertad de expresión de Trump, cuando la sesión debía dirimir si resulta constitucional someter a un juicio político de destitución a un mandatario que ya no ocupa el poder, como es el caso del republicano. Para disgusto de este, además, se refirió al defendido como “expresidente” y validó los resultados electorales al decir: “El pueblo estadounidense acaba de hablar y ha decidido cambiar el Gobierno”. También afirmó que Trump “fue retirado por los votantes”. Con ello, argumentaba que, si había cometido un delito, no tenían más que detenerle, en lugar de proseguir con el impeachment.
En ocasiones, parecía que perdía el hilo, y admitió que iba a cambiar la presentación que tenían planeada después de la forma impactante con la que los fiscales comenzaron su exposición, un vídeo demoledor de 13 minutos en el que se combinaban los episodios más violentos del asalto con las arengas de Trump aquel mismo día.
El republicano seguía la jornada por televisión de su mansión en Palm Beach (Florida), según han contado fuentes de su entorno a la prensa estadounidense, y su enojo fue en aumento. Como baremo de la calidad de la defensa del exmandatario sirven las impresiones de Alan Dershowitz, que fue abogado del republicano en el anterior impeachment (“No tengo ni idea de lo que está haciendo”, dijo en televisión sobre Castor) o de un senador de su partido como John Cornyn, de Texas: “El abogado del presidente no ha hecho más que divagar”.
Castor -exfiscal de Pensilvania conocido por haber rechazado el procesamiento del actor Bill Cosby, hoy condenado- forma parte de un equipo legal al que Trump fichó menos apenas 10 días antes del inicio del juicio, ya que rompió con los juristas con los que estaba trabajando en el último momento por discrepancias. El otro es David Schoen, un abogado de Georgia que defendió al exasesor Roger Stone en la investigación de la trama rusa. Stone obtuvo el perdón presidencial de Trump. Este miércoles, un periodista preguntó al Castor si el expresidente se había quejado de su actuación en la sesión anterior, a lo que el representante legal respondió: “Todo lo contrario”.
Mientras el Senado bulle con el cuarto impeachment de la historia de Estados Unidos y Trump sigue los acontecimientos en su particular exilio de Florida, Joe Biden trata de ignorar el asunto. La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, aseguró que el presidente no pensaba dedicar “demasiado tiempo” a verlo e incluso rehusó a responder si el demócrata pensaba que debía ser declarado culpable. “Bueno, se presentó contra él en las elecciones porque pensaba que no era adecuado para el puesto”, respondió a una pregunta directa al respecto, “pero él dejará este asunto en manos del Senado”.