“La izquierda colombiana debe replantear su relación con las mujeres”
La congresista Ángela María Robledo supo que no estaría por mucho más tiempo en el movimiento político de izquierda Colombia Humana cuando eligieron como su candidato para la alcaldía de Bogotá a Hollman Morris, un periodista y político denunciado por maltrato y violencia intrafamiliar. “En ese momento se produjo una gran fisura. No se estaban respetando nuestras ideas de cero tolerancia hacia la violencia y yo por principio le creo a las víctimas”, dice unos días después de haber renunciado al partido liderado por Gustavo Petro.
Robledo se negó a apoyar la postulación de Morris y se inclinó por Claudia López, de la Alianza Verde y quien terminó ganando las elecciones. El petrismo no se lo perdonó. En su mensaje de despedida la congresista dice que se quedó sin espacio político dentro del partido: “mi condición de mujer feminista y libre ha sido duramente atacada desde varios sectores del movimiento. Mi compromiso es trabajar por un espacio político que reconozca nuestra agenda”, escribió.
Robledo fue candidata vicepresidencial en 2018 y es congresista desde 2010. Entre sus cartas de presentación está haber sido coautora de la ley para garantizar el acceso a la justicia a las víctimas de violencia sexual en el contexto del conflicto armado.
Pregunta. La campaña de 2018 en la que acompañó como fórmula vicepresidencial a Gustavo Petro no ganó pero alcanzó más de 8 millones de votos, ¿qué siente al dejar ese proyecto al que se dedicó los últimos años?
Respuesta. Mi estado ahora mismo es de duelo. Algo se perdió, no fue fácil renunciar, pero quedarme en Colombia Humana significaba claudicar de cara a la agenda que he trabajado siempre porque no había cabida para las políticas de igualdad.
P. ¿Cuándo empezó a sentirse incómoda dentro del partido?
R. Hubo un quiebre en mi relación política con Gustavo Petro cuando me negué a ser candidata a la alcaldía de Bogotá por Colombia Humana. Yo tenía una curul en el Congreso -garantizada por tener la segunda mayor votación como candidata vicepresidencial- y quería ocuparla. Cuando me negué y nombraron a Hollman Morris todo se puso peor. Yo le creo a las víctimas y respeto nuestros principios de cero tolerancia hacia la violencia. Desde el día en que le dije a Gustavo Petro que no apoyaría la candidatura de Morris no lo volví a ver.
P. La renuncia -que hizo pública en Twitter- generó reacciones violentas, como no se había visto con otros de los varios políticos que se han apartado del líder de la izquierda Gustavo Petro.
R. Las redes sociales son el reflejo de lo que vivimos. Lo sorprendente habría sido lo contrario, que no me insultaran. Eso sí, no esperaba una reacción tan fanática, me parece que algunos sectores de la izquierda a veces usan las mismas estrategias de la ultraderecha para atacar. Promueven noticias falsas, amenazan. Es una decepción porque si Colombia Humana es el partido feminista que dice Petro no debió haber existido esa reacción de parte de sus seguidores.
P. Usted habla de la urgencia de una política feminista, ¿qué lugar ocupa el feminismo en la izquierda colombiana?
R. Las formas patriarcales habitan de manera impresionante en los partidos de izquierda y alternativos. Es necesario que la izquierda colombiana replantee su relación con las mujeres. Nuestro trabajo muchas veces parece invisible, como ocurre en la casa, cuando la mujer hace todas las labores y no se les reconoce. A pesar de que tenemos una ley para que nuestra participación política sea del 30%, la representación en el Congreso apenas es del 19%. Es necesario hacer una profunda revisión de los partidos en sus formas y estructuras en el ejercicio del poder cotidiano.
P. Usted ha reconocido que tiene aspiraciones presidenciales. ¿Veía difícil lograrlo en Colombia Humana, con Petro?
R. Estaba siendo difícil lograr un liderazgo colectivo en una organización jerárquica. El trabajo que hacen las mujeres dentro del partido es valiosísimo, pero mi agenda que trabaja por un un país que no sea tan desigual ni violento era difícil de desarrollar allí.
P. ¿Descarta en una eventual unión del progresismo volver a encontrarse con Petro para las próximas elecciones presidenciales?
R. Estoy en el ejercicio de mirar en dónde está mi lugar. El camino más difícil, pero no imposible, es una convergencia entre los progresistas, sin vetos. Que incluya a Petro, a Sergio Fajardo… Lo ideal sería alcanzarlo en la primera vuelta electoral, si no se logra ojalá podamos liderar una campaña que se ajuste a la agenda del respeto a la vida, el cuidado y la igualdad.
P. A los políticos progesistas en Colombia parece que les cuesta unirse…
R. La razón es que nosotros deliberamos, la ultraderecha se mantiene unida porque milita. De cara a las próximas elecciones hay que hacer un esfuerzo, es un camino que no es imposible. En enero de 2019 logramos juntarnos todas las fuerzas progresistas y avanzamos. Fue importante porque vimos resultados en las elecciones locales, pero nos faltó.
P. ¿Qué considera que es lo más urgente de resolver en Colombia desde su mirada feminista?
R. Cualquier política que quiera ser transformadora pasa por el feminismo. El país necesita que se erradiquen todas las formas de violencia. Es urgente que se consoliden las condiciones para que las mujeres tengan autonomía política y económica, que es el origen, entre muchos otros problemas, del maltrato intrafamiliar. Es necesario un liderazgo sereno, transformador, solidario y colectivo.