La Administración Biden anuncia una revisión de la política de Trump hacia Cuba
La Administración de Joe Biden se dispone a cambiar la política de Estados Unidos hacia Cuba, según ha informado la Casa Blanca este jueves. El anuncio se produce en la segunda semana en el poder del nuevo presidente, después de que la Administración de Donald Trump anunciara en los últimos días de su mandato la inclusión de Cuba en la lista de los países patrocinadores del terrorismo. Aquella última medida supuso el colofón al desmantelamiento que Trump realizó de la iniciativa liderada por su predecesor, Barack Obama, en cuya Administración Biden fue vicepresidente, para restablecer los lazos con La Habana.
“Nuestra política hacia Cuba está guiada por dos principios. Primero, el apoyo a la democracia y los derechos humanos, eso estará en el centro de todos nuestros esfuerzos. El segundo es que los estadounidenses, especialmente los cubano-estadounidenses, son los mejores embajadores de la libertad en Cuba. Así que revisaremos las políticas de la Administración Trump”, ha dicho este jueves la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, en su conferencia de prensa diaria.
Nueve días antes de que Trump abandonara la Casa Blanca, su secretario de Estado, Mike Pompeo, anunció que Estados Unidos volvía a designar a Cuba como “Estado patrocinador del terrorismo”. Alegaron que La Habana “proporciona reiteradamente apoyo a actos de terrorismo internacional al garantizar puerto seguro a los terroristas”. Cuba ingresó en 1982 en esa lista negra, en la que se encuentran también Siria, Irán y Corea del Norte, pero en mayo de 2015 la Administración Obama sacó al país de la misma. La decisión tenía escasos beneficios prácticos para La Habana, cuyas relaciones diplomáticas con Washington están rotas desde 1961, pero se interpretó como un gesto clave en la normalización de las relaciones, iniciada por Obama y Raúl Castro, y frustrada con la llegada al poder de Trump.
La devolución del país a la lista de Estados patrocinadores de terrorismo supuso la reversión total de los esfuerzos de la Administración Obama para reconstruir los vínculos con la isla, histórico enemigo de la Guerra Fría. Y complicaba el campo de maniobra para un posible acercamiento de la diplomacia de la Administración de Joe Biden, quien fuera vicepresidente de Obama, que tomará posesión el próximo día 20.