Estonia nombra a la primera jefa de Gobierno mujer de su historia
Estonia inaugura una nueva etapa en su vida democrática. Este martes, el pequeño país báltico, de 1,3 millones de habitantes, ha nombrado a la primera jefa de Gobierno mujer de su historia después de que hace días el que fuera primer ministro, Jüri Ratas, dimitiera por ver a su partido inmerso en un escándalo de corrupción. Kallas, de 43 años, había ganado las elecciones de 2019, pero los liberales de Centro, junto a la extrema derecha de EKRE le hicieron un cordón sanitario para mantenerla en la oposición.
“Le agradezco su trabajo en la lucha contra la pandemia. Para mí es un honor y una gran responsabilidad asumir la jefatura del Gobierno”, afirmó este martes Kallas, del Partido Reforma, tras dar el relevo a su antecesor. Kallas formará una coalición de centro-derecha con el partido de Ratas como socio, ya que logró ayer lunes la mayoría en el Riigikogu (Parlamento). Le deseo fuerza y éxito en la dura lucha contra la pandemia del coronavirus”, afirmó el primer ministro saliente, quien dimitió el 13 de enero envuelto en un caso de corrupción, pese a lo cual seguirá liderando su partido aunque sin cartera en el Gobierno. El país está siendo muy castigado por la covid-19, con una incidencia quincenal media situada ahora en los 590 casos por 100.000 habitantes, según datos del Centro Europeo para Control y Prevención de Enfermedades (ECDC).
Con Kallas como primera ministra, dos de los tres países bálticos -el Gobierno de Lituania está liderado por la conservadora Ingrida Simonyte- tienen a una mujer al frente de su Ejecutivo. Estonia, además, tiene la particularidad de que tiene a una mujer como jefa de Estado, Kersti Kaljulaid.
Tras la ordenada transición entre el primer ministro saliente y la nueva jefa del Gobierno, la primera mujer en Estonia que asume ese puesto, queda un pulso por el poder persistente entre ambos desde las elecciones parlamentarias de marzo de 2019. El Partido Reformista, bajo el liderazgo de Kallas, fue la fuerza más votada en esos comicios, donde rondó el 30% de los votos, frente al 22% de los centristas de Ratas. El entonces primer ministro logró retener el poder aliado con el ultraderechista EKRE, que había quedado en tercera posición, más el conservador Pro Patria. Con la nueva coalición, liderada ahora por Kallas, se regresa al formato de alianzas entre derecha, centro y centro-izquierda que deja de lado definitivamente a la extrema derecha.
EKRE fue desde el principio una fuente continua de escándalos: unos meses después de formarse ese Gobierno dimitió el titular de Comercio Exterior, Marti Kuusik, por sospechas de violencia de género. El de Interior, Mart Helme, provocó luego una crisis con Finlandia con un comentario despectivo y sexista contra la entonces recién elegida primera ministra, Sanna Marin. Kallas, sin embargo, quiere ahora hacer borrón y cuenta nueva: “Volveremos a construir nuestras relaciones con nuestros aliados, nuestros vecinos, y trataremos de restaurar nuestro nombre como un buen país en el que invertir “, dijo este martes la recién nombrada primera ministra.
Escándalo
La caída de Ratas no se debió, sin embargo, a EKRE, sino a un escándalo de corrupción en su partido. La fiscalía estonia investiga un crédito de 39 millones de euros de la institución crediticia estatal Kredex, concedido en 2020 a un gran proyecto inmobiliario, conocido como Porto Franco, sin concurso previo.
La justicia considera que hubo negociaciones ilegales alrededor de esta operación que implicaban intercambio de favores. Es decir, designación del dinero al proyecto Porto Franco, que trata de recuperar una zona de la ciudad que tradicionalmente ha sido industrial a cambio de apoyo político al partido del ya ex primer ministro (Partido de Centro) en las elecciones municipales del próximo otoño.